19 de junio de 2017

Quiché de Cebolla & Piquillos


Estaba con esta receta haciendo lo mismo que quien deshoja margaritas. La subo  . . . no la subo . . . me espero . . . no me espero . . . Y al final, . . . la subí.

Es que en los últimos días estoy leyendo en vuestros blogs que hace tanta, tanta calor, que hasta hay quien fríe huevos en la terraza. Y claro, en esas circunstancias es normal pensar que el horno cuanto más lejos, mejor. Que es de locas encenderlo, que hasta que pase el Verano nanai de la china, que vaya disparate a quien se le ocurra; que tararí por aquí y tararí por allí . . . y es por eso que me entraron las dudas.

Diré que de momento no ha llegado esa  horrible ola de calor hasta estos andurriales, así que cruzaré los dedos y hasta los pies, sin con ello evito que ocurra. No llevo nada bien que suban las temperaturas a más de 30ºC así que miedo me da cuando oigo en la radio o veo en las noticias que los 40ºC o más, están presentes por donde vivís. ¡¡¡ Qué sofoco !!!

   

Pero también os digo una cosa, que lo de hornear es una necesidad, una dependencia o un vicio; vete tú a saber, pero por mucho calor que haga, no puedo vivir sin encender el horno. Más calor paso en la cocina si tengo que andar moviendo guisos, rehogando sofritos o cociendo verduras, ahí si que sudo la gota gorda. Fijate cómo es la cosa, que pongo el ventilador a máxima potencia sobre la encimera, y ríete tú de Paulina Rubio cuando cantaba con uno frente a ella para que le diera movimiento a la melena. No se puede cocinar con más glamour jajaja

Mi estrategia, es huir de la cocina como una cobarde gallina resabiada, mientras la bandeja está horneándose; poner el reloj para que me avise cuando pase el tiempo fijado y dejar abierta la ventana. En cuanto la campana anuncia que terminó, llego a la cocina en plan Cuerpos Especiales y con unos movimientos sincronizados, rápidos y bien estudiados: abro el horno, compruebo la cocción, la dejo en fase de reposo sobre una rejilla preparada, apago el horno  . . . y salgo huyendo de nuevo. Tiempo estimado, un minuto, otro tanto en llegar al sofá y desplomarme con la alegría de haberlo conseguido.


Hace ya tiempo que publiqué otra Quiché de Cebolla, pero en aquella ocasión la base incluía mantequilla, y el relleno llevaba queso. Después de probar estos pequeños cambios, y comprobando que no restan sabor, pero si unas cuantas calorías, no dudo que seguiré haciéndola de esta forma.

Y ahora, que estamos a punto de estrenar otro Verano, estoy segura que a todas nos apetece las comidas en la terraza, no complicarnos en la cocina y tener preparado con antelación ricos platos. Ya cada uno, que se lo coma a medida que va llegando.


{Base de 20 cms y 24 cms en la parte superior}

Para la Masa brisa:
200 grs Harina
50 grs Aceite de oliva virgen extra
65 grs Agua mineral
1/2 cta Sal marina

Relleno:
200 mls leche evaporada
3 Pimientos del piquillo
60 grs jamón serrano en taquitos
500 grs cebollas (4 cebollas)
2 huevos
sal marina
2 Cdas Aceite oliva virgen extra
Pimienta negra molida




     

Lo primero, será preparar la base. Desde que probé la masa brisa con aceite de oliva en vez de mantequilla, es la que hago, buenísima por cierto.
- En un cuenco agregamos todos los ingredientes de la base. Mezclamos con una cuchara hasta que sea demasiado densa la masa, seguimos haciéndola con las manos. No es pegajosa, en unos minutos está lista.
- Una ver terminada, le damos forma de bola, envolvemos en plástico y la llevamos al frigo menos media hora. Engrasamos ligeramente el molde donde la vamos a hornear. Este era de 20 cms en la base y 24 cms en la parte más alta del borde.
- Mientras la masa se refrigera, cortamos las cebollas en pluma, y en una sartén con el aceite de oliva la pochamos a fuego lento. Tardaremos una media hora más o menos. Una vez hecha, reservarmos hasta que enfríe.
- Picamos el jamón en pequeños taquitos. Los pimientos del piquillos, los abrimos por la mitad para quitarles las semillas y los igualamos en forma.
- Pasado el tiempo estiramos con ayuda del rodillo la masa, la colocamos sobre el molde y pasamos el rodillo por el borde para eliminar la masa sobrante. Pinchamos con un tenedor toda la base. Pondremos peso sobre el fondo de la masa para llevarla al horno a 200º durante quince minutos y que no se hinche. Lo habitual es colocar garbanzos sobre papel de horno, pero a mí me funciona bien este sistema. Esto se llama hornear en blanco.
 
- En un cuenco batimos los huevos. Agregamos la leche evaporada, el jamón y la cebolla ya fría. Rectificamos de sal y añadimos la pimienta molida.

- Mezclamos bien todo lo anterior, y vertemos la mezcla sobre la base ya horneada. Colocamos los pimientos del piquillo.

- Llevamos al horno durante media hora a 210º en la segunda ranura del horno empezando por abajo, de todas formas vigila que cada horno es un mundo. Cuando haya cuajado el relleno y la masa presente un tono dorado, sacamos y dejamos enfríar. Si ves que le falta un poco para terminar de cuajarse, la puedes sacar, igualmente con el calor interno, termina de hacerse.


Comer templada o a temperatura ambiente. Como picoteo o acompañada de una ensalada, tienes la comida. Una fruta, el cafelito y a dormir la siesta.

¿ Te corto un trozo ?


Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces, espero que seas feliz.