El otro día, mientras leía el periódico, me llamó la atención este titular:
" Ayuda a un danés ".
" Ayuda a un danés ".
Me imagino que tú también la has visto a través de los medios de comunicación. La noticia va acompañada de un vídeo que se ha convertido en viral. En él, aparece un señor bien trajeado tras un escritorio: rígido como un palo, inexpresivo como un gato de escayola y hablando castellano con un acento tan marcado que le gana al traductor de Google. Es un conocido locutor de radio y televisión en Dinamarca.
Cerca de él, están situadas de forma escalonada cual Coral polifónica, un grupo de personas simulando ser turistas que han venido a nuestro país y muestran distintas partes del cuerpo quemadas, tras haber estado tomando el sol sin piedad y durante horas.
"Ayudar a un danés", es una curiosa invitación en tono humorístico, que hace la asociación del cáncer para que cuando veamos a sus conciudadanos bajo el sol de nuestras playas, ciudades o mercados, les invitemos a que se pongan a la sombra. Todo lo que sea apoyar la salud está bien, pero te imaginas acercarte a un danés y de repente taparlo con una sombrilla, colocarle un sombrero y aplicarle una buena capa de crema bronceadora mientras le decimos: ya está bien, basta de sol. ¿Qué pensaría? Ni idea, pero seguro que se acuerda de nuestra madre.
Por aquí las nacionalidades de los turistas son múltiples. Lo más numerosos los ingleses, seguidos de los alemanes, suecos, noruegos, holandeses, irlandeses, franceses, belgas y daneses. Y todos, absolutamente todos, llegan con el objetivo de volver bronceados tras las vacaciones. Imposible en pocos días ponerse morenos con esa piel tan blanca. Aún cuando están tomando un café o helado en alguna terraza, y quemados para aullar de dolor, se colocan cara al sol y bajan los tirantes de las camisetas, para que no les quede marca. Pero alma de cántaro, si con el frío que hace en tu tierra, estoy segura que no vas a enseñar tanta carne en la vida.
Y si, el primer impulso puede ser advertirles, pero por otra parte ¿acaso no son adultos y saben lo que hacen? ¿quien soy yo para intervenir sobre lo que deben hacer o no? Ojo, que no dejo de encogerme del repelús que me produce verlos así de quemados, en tono tomatito reventón. . . pero no me veo capaz de interponerme entre el sol y un guiri, al igual que tampoco se me ocurre dirigirme a alguien que esté fumando y decirle: caca, eso no es bueno, produce cáncer.
Pero lo que si me parecería perfecto es que el Gobierno de sus correspondientes países a través del Ministerio de Sanidad, cuando compran el billete de avión para venir a visitarnos, adjuntaran un catálogo informativo, incidiendo en la importancia de ser responsables a la hora de tumbarse al sol, y si me apuras hasta les regalaría un bote de protector solar para que vuelvan con un tono de piel agradable, pero no como unos alegres salmonetes.
Si te animas a hacerlo, estoy segura que alguno de tus comensales cuando deje el plato limpio y rebañado, estará deseando decir bien alto: "Estaba espectacular" y te aseguro que no habrá exagerado nada de nada. El plato es sabroso y tiene chispa.
{ Para 3 personas }
12 Champiñones
6 Papas medianas
1 Trozo Jamón Serrano {150 grs}
1/2 Vaso Agua
1/2 Vaso Vino blanco {añadí semi dulce}
1/2 Vaso Tomate frito
1 Pastilla de caldo de verduras
1 Hoja de Laurel
Ramitas de Tomillo
Perejil seco para adornar
1/2 cta Cúrcuma ó Hebras de Azafrán ó Colorante
6 Cdas de Aceite Oliva Virgen Extra
Sal Marina al gusto.
12 Champiñones
6 Papas medianas
1 Trozo Jamón Serrano {150 grs}
1/2 Vaso Agua
1/2 Vaso Vino blanco {añadí semi dulce}
1/2 Vaso Tomate frito
1 Pastilla de caldo de verduras
1 Hoja de Laurel
Ramitas de Tomillo
Perejil seco para adornar
1/2 cta Cúrcuma ó Hebras de Azafrán ó Colorante
6 Cdas de Aceite Oliva Virgen Extra
Sal Marina al gusto.
* Limpiamos los champiñones.
* Cortamos el final del pedúnculo que siempre vienen llenos de tierra, el resto lo reservamos.
* Las papas las pelamos, y partimos por la mitad a lo largo.
* Vaciamos con un sacabolas y rellenamos el hueco con un champiñón entero. Presiona un poco con la mano para que queden mejor encajados, mientras se cocinan mermarán en tamaño.
* El jamón lo partimos en taquitos pequeños.
* Llevamos un caldero al fuego y añadimos el aceite de oliva.
* Cuando esté caliente, añadimos el jamón troceado junto a los pedúnculos que teníamos reservados.
* Dejamos que se doren un poco.
* Acomodamos las papas encima.
* Añadimos el agua y el vino.
* Agregamos el laurel y la pimienta molida.
* Turno de la cúrcuma y el tomate frito.
* Desmenuzamos la pastilla de caldo.
* Incluimos el tomillo.
* A fuego muy bajo, para que las papas no se arrebaten y rompan, cocinamos el guiso tapado durante media hora. Podrá variar el tiempo dependiendo de las papas, pero más o menos será ese el tiempo.
* Retirar del fuego, sazonar con sal si hace falta, y dejar reposar un rato antes de servir. La salsa estará espesa y trabada; y los sabores bien mezclados.
Servir en el fondo del plato la salsa, sobre ella las papas y espolvorear con el perejil.
¿Te va apeteciendo?
Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.