Algunas combinaciones son clásicas, lo sé. Pero atemporales por su exquisitez.
Como la mermelada de hoy, que la hago hace años, pero no la tenía publicada por lo sencilla que es. Y siempre me tengo que parar un poco, y pensar que al fin y al cabo éste blog no es más que un recordatorio de las cotidianas recetas de casa, y la suma de las que voy aprendiendo por el camino.
Gracias a una artesana de conservas a la que conocí hace años por cuestiones laborales, abrí la mente a unos sabores y combinaciones de frutas totalmente novedosas. Durante una época, donde estrechamos relaciones, me regalaba cada fin de semana botes y más botes de mermeladas, mojos, mostazas, chutneys y chucruts. No te imaginas lo encantados que estaban en casa y el despiporre de botes con tantos sabores diferentes que ocupaban mi nevera. Todavía recuerdo la visita de unos buenos amigos y lo felices que fueron esa semana, viendo el despliegue mermeladero cada mañana sobre las tostadas.
El sabor de hoy es uno de los que preparaba, y como no hay nada más socorrido que las mermeladas cuando tenemos fruta en exceso, este verano han caido unos cuantos botes con este gustillo tan apetecible.
Las plataneras de casa se pusieron todas de acuerdo, y la producción de plátanos se nos descontroló un poco. Además de congelarlos para hacer helado, tomarlos en batidos, comerlos con gofio, incluirlos en las macedonias y pelarlos para el postre, algo más había que hacer porque nos iban a salir los plátanos por las orejas.
1.300 grs de plátanos ( unos 18 ya pelados)
400 grs de azúcar
200 grs de chocolate al 70%
200 grs de zumo de naranja
50 grs de whisky
Mis mermeladas no guardan la proporción de azúcar al uso. Cada vez estoy más convencida que no todas las frutas necesitan la misma cantidad, y que hay que probar para adaptarla a nuestro gusto. Particularmente no me gustan las que están excesivamente dulces, donde prima este sabor sobre el de la fruta en cuestión. Por supuesto el punto de maduración es importante, y cuando utilizo fruta más madura, guardo parte del azúcar por si no tengo que utilizarla en su totalidad. Así que si eres una purista del 50% de fruta y 50% de azúcar, ya te digo que las mermeladas que encontrarás en mi blog, no son empalagosas, al no superar el 35%.
Aún así, te invito a que las pruebes, y después me cuentas ¿vale?
- Pelamos los plátanos y eliminamos los hilos. Puedes utilizar sin ningún problema todos los plátanos maduros que tengas por casa y estés aburrida de ver en el frutero. Y los blanduzcones y negruzcos, también.
- Los llevamos a un caldero y añadimos el azúcar, no hace falta trocear la fruta.
- Añadimos el zumo de naranja y el whisky.
- A fuego medio dejamos que cueza el conjunto una media hora. Movemos de vez en cuando para que no se agarre al fondo. Con la misma cuchara podemos ir partiendo los plátanos.
- Cuando la fruta esté blanda y el líquido haya reducido, pasamos la batidora y dejamos un puré fino.
- Probamos de azúcar y si vemos que necesita algo más, lo añadimos al gusto (había reservado 100 grs).
- Añadimos el chocolate troceado.
- Movemos bien hasta ver que se ha disuelto completamente. Baja el fuego, porque las salpicaduras después de pasar la batidora, alcanzan más altura y te puedes quemar.
- Dejamos hacer la mermelada unos diez minutos más, moviendo de vez en cuando.
- Probamos el punto de cocción: en un plato frío, dejamos una cucharadita de mermelada y pasamos un dedo por el medio, si no se cierra el camino, quiere decir que está perfecta.
- Mientras la mermelada termina de hacerse, podemos ir esterilizando los botes a utilizar.
- Para ello pondremos un caldero profundo con agua y dejamos hervir los botes totalmente sumergidos durante quince minutos. Las tapas también.
- Los sacaremos con unas pinzas o con ayuda de dos cucharas pero sin manipular el interior y los dejamos boca abajo sobre papel de cocina o un paño de algodón que no suelte pelusa.
- Seguidamente, volcamos nuestra mermelada caliente en los botes esterilizados que tenemos preparados.
- Cerramos bien y damos la vuelta a los botes hasta que estén fríos para que se haga el vacío.
Y ya está lista . . . ala, a disfrutar.
- Te dejo AQUÍ una explicación de andar por casa de cómo nacen los plátanos.
- Con estas cantidades han salido cinco botes de mermelada.
- Para esterilizar los botes: Además del sistema que te explico arriba, también puedes hacerlo en el lavavajillas. Y la tercera opción que he probado este verano y me ha gustado mucho, es llenarlos hasta la mitad de agua y dejarlos cuatro minutos a temperatura máxima en el microondas, después los pones boca abajo sobre papel absorbente hasta que estén secos. Cuando los saques del micro, el agua la vuelcas en un cuenco y ahí mismo depositas las tapas para que se esterilicen también. Ese método lo descubrí en el blog de mi querida Chus.
Eso es todo por hoy, hasta la próxima entrada. Sean felices, o al menos, inténtenlo.
Por supuesto, el plátano, de Canarias, faltaría más.