26 de marzo de 2018

Mermelada de Papaya & Naranja {Apta para Diabéticos}


Pocas recetas son tan fáciles de preparar como las mermeladas caseras, pudiendo hacer infinidad de combinaciones y consiguiendo sabores impresionantes, además de genuinos. 

La papaya, en casa no puede faltar a lo largo de todo el año, es de las frutas que siempre están en el frutero. Las envolvemos en papel de periódico para que maduren bien, pues suelen venderlas bastante verdes para el consumo y tras unos días de espera está perfecta y bien rica, en su punto. Alguna de mis fieras, si no se toma su zumo de papaya con naranja para desayunar dice que no es persona. Yo prefiero cortar rodajas y comerla tal cual como postre. Hace ya tiempo que no elimino totalmente las semillas del interior, las dejo y como sin problemas, ya que tienen buenas y muchas propiedades. 

Este fin de semana mientras preparaba una papaya para hacer esta mermelada, y en la tranquilidad de la cocina, me dio por pensar que en la alimentación los grandes "holdings" del mundo juegan un papel crucial. En otros ámbitos de la vida tambíen, pero me centraré en la alimentación por ser la temática del blog. Tranquila que no entraré en profundidades, pasaré más bien de puntillas pues no soy experta en nada, solo reflexiono como cualquier hija de vecina. 


 
Hace unos años se pusieron de moda las bayas de Goji, irrumpieron en el mercado como un  huracán, las podías encontrar por todas partes, incluso a granel en herbolarios y fruterías. Como se suele decir, nos vendieron bien la moto. Las alabanzas hacia el producto eran tales que hasta tus amigas las recomendaban como la panacea y solución de todos los males de salud física y mental habidos y por venir, y tú eras la rarita de turno por no haber empezado a comerlas.

No es que me guste ir a contracorriente, pero que un fruto que no es de nueva plantación, conocido en otros países desde hace siglos, llegue a nuestro civilizado mundo de esa forma tan arrolladora, me da por pensar que es una campaña solapada de marketing, muy bien orquestada y en la que caemos como tiernas borregas merinas. Por cierto, las bayas se siguen vendiendo, si, pero es ínfima la cantidad y se supone que los beneficios siguen siendo los mismos ¿no? pues a todas las que las consumieron por aquella época, se les ha olvidado. Pero estoy segura que las empresas que las vendieron, hicieron un buen balance de ventas en aquél entonces.

Tiempo después se volvió a repetir. Llegó otro producto, acompañado de la misma ola de beneficios y lo tuvimos hasta en la sopa (nunca mejor dicho) me refiero a la quinoa. Resulta que también es buenísima, un super alimento que no puede faltar en tu vida. Y yo me pregunto ¿tan tontas somos de seguir estas modas inducidas para que se enriquezcan a costa nuestra y a su antojo las empresas? pues si . . . y no cambiamos. Añado que en esta ocasión me dio mucho coraje, porque cocino quinoa habitualmente desde que la descubrí hace doce años, era un producto raro y peculiar para muchos, y delicioso para mí. Y estoy segura que gracias a la moda actual y la gran demanda, han adulterado las semillas y no tienen la misma calidad de antes por muy bio que yo la compre.

          

Ya verás que en algún momento, las semillas de papaya también entrarán en este círculo de super alimentos que te arreglarán la vida, todo será que alguien del sector empresarial ponga el dedo señalando las bondades, vea el bajo coste que conlleva la extracción y nos vendan las semillas como chuches. Acuérdate, tarde o temprano viviremos esa situación y no soy ningún gurú con bola de cristal.

Ahora pensarás que si tantas cabilaciones se me ocurren mientras pelo una sola papaya, no quieres ni imaginarte las que pueden surgir en mi cabeza mientras mondo una bandeja de verduras para hacer un pisto tamaño batallón, lo sé, lo sé . . . pero no lo puedo evitar. Eso si, te aseguro que no le doy la lata a nadie con mis elucubraciones, aunque las esté escribiendo publicamente para que cualquiera las pueda leer. Y ya me callo, que tampoco quiero hacer una entrada muy larga {menos mal bonita, estarás pensando}.

Y tanto hablar de las semillas de papaya, igual no las has probado todavía, o las desechas en su totalidad si compras esta fruta. Te explico desde mi punto de vista a qué saben, aunque explicar un sabor es difícil, bastante subjetiva la comparación. Algunos dicen que saben a mostaza, otros que a pimienta. Pues salvando el aspecto inicial que ciertamente te pueden recordar a la pimienta verde, a mí me saben a rabanitos crudos.Y cuando las deshidrato, las utilizo molidas a modo de pimienta negra, porque pican igual.




{4 botes}

1 Papaya grande (1.300 grs entera, 990 grs limpia)
2 Naranjas medianas de zumo 
300 grs Azúcar de Abedul ( o el mismo peso de blanca)
2 Cdas Semillas de papaya
1 Piel Naranja rallada
 4 Cdas de Whisky 

**Si eres más golosa que yo, añade más azúcar**




 - Lo primero será abrir la papaya a lo largo, eliminar la piel y retirar las semillas, reservándolas.
 - Trocearemos la papaya en la misma olla donde vamos a hacer la mermelada.
 - Rallamos la cáscara de la naranja.
 - Eliminamos la parte blanca de las dos naranjas y las troceamos-
 - Agregamos las 2 Cucharadas de semillas de papaya, mezclamos y llevamos a fuego medio.
 - Pasada media hora, la fruta estará blanda, pero aún mantiene la forma. La papaya estará en proceso de soltar toda su agua.
 - Añadimos el azúcar de abedul (azúcar blanca si es la que utilizas).
 - Pasamos la batidora, dejando la textura más o menos gruesa según gustos.
- Llevamos de nuevo al fuego hasta que tenga el espesor deseado. Ten en cuanta que cuando enfría aún lo hará mas. En total tardé una hora, moviendo y revisando cada cinco minutos desde que añado el azúcar de abedul.
 - Mientras,  podemos esterilizar los botes y dejarlos boca abajo sobre un paño o papel de cocina para que se sequen bien.
 - Cuando ya esté la mermelada a nuestro gusto de espesor, añadimos el whisky, dejamos en el fuego un par de minutos más. La mermelada ya está lista.
 - Llenamos los botes y tapamos.
- Dejamos los botes boca abajo para que hagan el vacío.
- Al día siguiente, ya fríos, podrás guardarlos sin que le de la luz directa y lejos de fuentes de calor.



¡¡¡ A disfrutarla !!!

Como todas las mermeladas, la puedes comer con tostadas, queso blanco o yogures.
Bueno y si rellenas un bizcocho . . . te lo quitan de las manos, seguro.



Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Si tienes vacaciones esta semana, que disfrutes.
Cuidado en la carretera, paso lista a la vuelta.
. . . y sobre todo, no olvides ser feliz !!!