6 de junio de 2016

Galletas Rústicas de Naranja & Aceite



Cada vez que llega el Otoño, hago el firme propósito de hornear galletas.
Rebobinemos . . . ¿Otoño? . . . pero si estamos cerca ya del Verano ¿que hago entonces hablando del Otoño en Primavera? Nada más que constatar, que mis propósitos son unos, y llevarlos a cabo me cuesta a veces meses, pero que al final voy  tachando  acortando mi lista de intenciones.


Lo sé, algunas ya andáis con un calor exagerado, moviendo el abanico con una destreza de muñecas, que ni Nadal en sus mejores partidos; con el aire acondicionado del coche a toda pastilla, comiendo y haciendo helados, o postres frescos y coloridos.
Pero un buen café, acompañado por la tarde con algo dulce, sigue apeteciéndome de igual modo.
Y por mucha calor que haga en la calle, el horno no dejo de utilizarlo. Porque no necesita vigilancia constante, permanecer en la cocina, ni sentarse cerca para comprobar nada a través del cristal. Además, hace años que mi horno es el mismo, y como le tengo confianza y nos une una larga amistad basada en el cuidado y limpieza con mimo, me permite huir de la cocina en pleno proceso.  Ya se encarga de avisarme con un buen silbido sonido de reloj,
terminado el tiempo establecido.

 

Las de hoy son unas sencillas galletas, que me enamoraron desde que vi los ingredientes que llevaba y que he repetido dos veces en pocas semanas porque me gustaron mucho, muchísimo. Y si quedas con alguna amiga para tomar café y te presentas con una cajita de galletas caseras, te aseguro que te querrá más si cabe en cuanto le dé el primer mordisco.
Como mi experiencia galletera es limitada, y las florituras están lejos de mis habilidades culinarias, con unas sencillas como éstas, ya estoy más que contenta.
Y que conste que las mías podían haber salido esteticamente más guapas y hermosas. Les faltó algo de líquido, pero al ser una receta nueva, no me atreví a añadir más la primera vez.
Resumiendo, estoy feliz con el resultado.

    
           
* Si eres golosa, añade 50 grs más de azúcar.
 
  

*En un cuenco amplio, ponemos: el zumo de naranja, el aceite de oliva, el azúcar de abedul y la ralladura de naranja.


* Seguimos agregando: la yema de huevo, la cucharada de leche, removemos el conjunto y añadimos la harina junto con la levadura.


 * Mezclamos con una cuchara, y cuando ya no podamos seguir moviendo porque es bastante espesa, entonces terminamos de formar una bola con las manos. {En este momento tendría que haber añadido más zumo de naranja y seguir mi instinto . . . en fin, la próxima vez si lo hice}
 * Separamos porciones de veinte gramos y formamos bolitas que iremos dejando en la bandeja del horno sobre papel y guardando una distancia.
* Precalentamos el horno a 180º


  * Aplastamos cada una de las bolas, le añadimos el sésamo y presionamos de nuevo para que se quede pegado.
  * Horneamos durante 15-20 minutos a 170º si utilizas Azúcar de Abedul, pero si las haces con Azúcar Blanca, a 180º y vigila el tueste, cada horno es un mundo.
  * Enfriamos sobre una rejilla y listo.


Ya te puedes comer todas las que te apetezcan.

¿Vas poniendo el café?

   

La receta se la he copiado descaradamente a Mar { mis recetas dulces y saladas }. Una bloguera bien simpática, que te cuenta sus impresiones culinarias sin pelos en la lengua y que cuenta con unas recetas estupendas. Le encanta hacer galletas {las suyas quedaron mucho más preciosas que las mías, el próximo día le añado almendras como hizo ella}. Mar tiene una sobrina-pinche, Ana, que es para comérsela. Bueno y su perrito Lennon, siempre aparece en las fotos, pendiente de alguna miga descuidada. 

Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Espero que seas feliz, o al menos, lo intentes.