Esta fue la primera tarta que se hizo en mi casa.
La receta se la dio a mi madre una tía abuela que vivía en Francia, durante un verano que fuimos de vacaciones. De esto hace la friolera de treinta y siete años y reconozco que aquél verano para mí fue muy especial, la idea de salir al extranjero era lo más emocionante que se podía uno imaginar.Mis tíos tenían un Restaurante bastante famoso en la zona, y el tío Arturo siempre estaba inventando y probando platos nuevos, recuerdo perfectamente que además de la cocina que había en la casa, tenían otra enorme que mi tío se había hecho construir en la parte posterior del garaje, donde sólo entraba él para cocinar sus experimentos.
Un día me colocó una banqueta alta para que estuviese sentada, bajo promesa de no moverme ni molestar en su santuario, y vi por primera vez flambear, rellenar un pato y derretir chocolate para hacer unas figuras geométricas que sirviesen de adorno, y a una velocidad de vértigo. Imaginaros lo que fue esto para los ojos de una niña, magia, pura magia me parecía todo lo que veían mis pupilas.Probé en aquellos días platos nuevos como souflés, foie gras de pato y ganso, pato a la naranja y sandwiches de galletas rellenas de caramelo, fresa y chocolate...todo tan rico y tan bien presentado que aún lo retiene mi memoria.
Ahora que soy adulta, pienso en lo que me habría gustado tener ese magnífico recetario que fue creando y recopilando mi tío, menudo tesoro tendría en mi poder. Dejaré de soñar en alto y me centraré en la receta de hoy.
Siempre la llamaron en casa la Tarta de tía Ramona, ya que era costumbre poner el nombre entre paréntesis de la persona que te había cedido la receta. Más o menos lo que hacemos ahora en los blogs cuando citamos las fuentes de la receta, pero versión papel y hace un montón de años.
Tiempo después, una compañera de trabajo de mi madre le dio una receta de otra tarta de manzana, queda pendiente hacerla otro día para subirla al blog, porque a esa también somos bastante aficionados.
Así la hago, y así os lo cuento, espero que os guste tanto como a nosotros.
Las cantidades en la receta original venía en cucharadas, pero he ido pesando los ingredientes, así que dejo las dos formas de medida.
NECESITAREMOS
- 8 cucharadas de harina de repostería (300 grs)
- 7 cucharadas de leche (100 mls)
- 8 cucharadas de aceite de oliva (50 mls)
- 4 cucharadas de azúcar (110 grs)
- 1 paquete de azúcar vainillado.
- 1 paquete de levadura Royal o similar.
- 1 huevo.
- 3 o 4 manzanas, vosotros elegid si os gustan más ácidas o más dulces.
- 3 cucharadas colmadas de azúcar para hacer el caramelo.
- 3 cucharadas de agua para hacer el caramelo.
- 3 cucharadas de mermelada de albaricoque o melocotón para unirlo con el caramelo.
CÓMO LA HAREMOS:
- Lo primero que vamos a hacer es poner papel de horno en la base de un molde desmontable, no nos importa que sobre por los lados, después nos vendrá bien cuando tengamos que bañar la tarta.
- Batimos el huevo, y le añadimos la leche, el aceite y mezclamos bien.
- Por otro lado, a la harina le incorporamos la levadura, la vainilla, el azúcar y lo cernimos
- Ahora mezclamos bien todos los ingredientes secos y líquidos.
- Pelamos las manzanas que vayamos a incorporar y las partimos en rebanadas finas.
- Las añadimos a la masa preparada y mezclamos bien.
- Las paredes del molde las untamos ligeramente de mantequilla, aunque sea antiadherente, me gusta hacerlo, me parece que se separa mejor una vez cocido.
- Intentamos alisar lo mejor posible la masa en el molde y empezmos a pelar las manzanas de la parte superior de la tarta, dejamos rebanadas muy finas. En total me hizo falta manzana y media, el resto de las manzanas son las que llevaba el relleno de la tarta.
- Vamos colocando las rebanadas, pisando una sobre otra, para que no se nos salga por ahí la masa al cocerse. Empezamos por el exterior y terminamos por el centro.
- Precalentamos el horno a 180º, una vez caliente introducimos nuestra tarta unos 35 minutos aproximadamente, ya sabéis que cada horno es un mundo con vida propia, pero para estar seguros, nada mejor que pinchar con una aguja y si sale seca, lista para sacarla del horno.
- La dejamos templar, y con un cuchillos separamos el borde de la tarta para que no se nos vaya a romper al abrir el molde desmontable.
- Ahora vamos a preparar la cobertura de mermelada.
- Ponemos el azúcar y el agua para que se haga el caramelo, una vez que tiene un color dorado le añadimos la mermelada y dejaremos que cueza un poco el conjunto.
- Esperamos que la tarta esté templada y le vamos añadiendo la cobertura por encima. Le dará un bonito brillo y un contraste dulce con el ácido de la manzana que realzará mucho el sabor.
- No me dí cuenta y la mermelada era con trocitos de albaricoque, queda más bonita la cobertura si la pasamos por la batidora o la compramos sin trocitos.
- La llevamos a la nevera para que se enfríe del todo, será más fácil traspasarla a la bandeja definitiva para presentarla, ayudándonos del papel de horno que pusimos antes de hacerla, la deslizaremos con cuidado y lista para servir.
Y lista para comer,que aproveche!!!