En cuanto llega la época de las cerezas, la Blogosfera se da un empacho de Clafoutis. Ahora pensarás que porqué hago este profundo análisis, cuando la receta de hoy tiene otro nombre y no lleva cerezas.
Pues verás, resulta que cuando las tartas que se preparan con la misma masa de las Clafoutis, pero se les añade otra fruta diferente a las cerezas, se llaman Flognarde o Flaugnarde.
¿Curioso, verdad? También pensé lo mismo, cuando lo leí.
Si has hecho alguna vez creps, la masa de esta tarta te la recordará sin lugar a dudas.Y si no has comido creps, para que te hagas una idea, te recordará a un flan suave, pero con frutas. ¿te va apeteciendo, más?
Como la empecé a hacer el verano pasado, y lo que tenía de sobra eran uvas ¿recuerdas ésta Mermelada?, esa fue la fruta que elegí para hacer éste pastel tan jugoso.
Ya he repetido en distintas ocasiones. Sobre todo, después del día 31 de Diciembre, cuando todos nos dedicamos a comprar racimos y más racimos, como si fuesemos los encargados de hacer el reparto de las uvas en la Puerta del Sol.
La he probado también con melocotones y albaricoques {una fruta cada vez, claro} y me ha encantado también. Pero para muestra, con la de uvas es suficiente ¿no te parece?
Por supuesto, con ese nombre habrás adivinado que tiene su origen en la cocina gala. Y es que los franceses, también son unos buenos golosos que cuentan con verdaderas maravillas reposteriles.
Si eres de las que disfrutas con las tartas que llevan frutas, te recomiendo que la pruebes. Es una forma sencilla de darnos un capricho dulce, ligero, fresco y nada empalagoso.
Y si como yo, eres nula haciendo adornos, un desastre con la manga pastelera e impaciente con los detalles milimétricos, es perfecta para quedar estupendamente y sin apenas haberte despeinado.
Ahora, vamos a hacerla.
* Enciende el horno a 180º.
* Pon todos los ingredientes {menos las uvas y la mitad de la mantequilla} en la batidora y le das marcha. Una vez batido, lo llevas al frigo para que repose una media hora.
* Forra el molde con papel de horno. Siempre lo mojo para amoldarlo mejor.
* Lava las uvas, partiéndolas por la mitad sin llegar al final para que no se separen las dos partes.
* Quita las pepitas. Esta es la parte más entretenida.
* Sobre la mezcla, coloca la mantequilla que tenías reservada en pequeños pegotes por la superficie.
* Lleva a hornear unos cuarenta minutos. Comprueba con una aguja pasado este tiempo y aunque veas que no sale totalmente limpia, apaga el horno y la dejas dentro hasta que esté totalmente fría.
Ya la tenemos lista para servir.
* El molde que utilicé era de 15x15
* Se suele espolvorear la superficie antes de servir con un poco de azúcar glasé. Pero como tiende a humedecerse, es mejor hacerlo justo antes de servirla. A mí me gusta tal cual, con ese aire más rústico.
* Si la vas a conservar en el frigo, te aconsejo sacarla un rato antes, para que el frío no le reste sabor. Personalmente, me gusta más a temperatura ambiente, incluso comerla antes de que haya enfriado del todo.
* Con este molde salen nueve raciones como las que ves en las fotos, diría que es perfecta para cuatro personas en una sobremesa, sin que sobre nada. Tú verás si necesitas doblar cantidades.