Ayy mi madre, lo que me ha costado volver a escribir la primera receta tras las fiestas navideñas.
Y es que te voy a contar la verdad: después del tiempo que me llevé en la cocina, las comilonas, los trasnocheos, montar mesas, lavar manteles, guardar la cristaleria y recoger hasta la última bola del árbol, lo que menos me apetecía era visitar blogs, hablar de comida, hacer fotos y preparar alguna entrada. Tenía la sensación de estar empachada.
Y es que te voy a contar la verdad: después del tiempo que me llevé en la cocina, las comilonas, los trasnocheos, montar mesas, lavar manteles, guardar la cristaleria y recoger hasta la última bola del árbol, lo que menos me apetecía era visitar blogs, hablar de comida, hacer fotos y preparar alguna entrada. Tenía la sensación de estar empachada.
Si me conoces un poco, sabrás que la cocina mexicana es una de mis debilidades. Fijate lo que me gusta, que hace ya un tiempo asistí a un curso de cocina de allá, precisamente para conocer más platillos de esta cultura culinaria. Muchas de esas recetas ya fotografiadas y listas para publicar, estaban en el disco duro que se me borró hace unos meses, así que tengo todavía el cabreo pertinente la excusa para volver a repetirlos y subirlos al blog.
Tener tortillas preparadas en mi casa es tan normal, como comer cualquier pan que salga del horno. Y cada dos o tres días hago una remesa porque me solucionan mucho. Que llega alguien sobre todo yo jajaja con hambre del trabajo o de clase y hay que esperar a que termine de preparar la comida, te comes una tortilla enrollada con jamón y queso y matas el gusanillo . . . o llega la hora de la merienda y tienes gana de algo dulce, en vez de pan, calientas una tortilla y le pones unos trocitos de chocolate dentro y sales de la cocina más contenta que unas pascuas . . . y no me digas para la cena. A esas horas ya estamos de capa caída y el ritmo del cuerpo no da para más de puro cansancio; pues cada cual se va calentando sus tortillas, se le añade que si unos tomatitos, un poquito de lechuga, unas rodajitas de aguacate, una salsita picante de tomate y unos trocitos de pollo cocido . . . y ala, a cenar como reyes y sin enredos.
Hasta ahora, siempre hice las tortillas con harina blanca, pero las harinas integrales me tiran mucho y tenía que probar si quedaban buenas y merecía la pena.Y vaya si quedan ricas, están escandalosas. No, no son difíciles, y seguramente las primeras no te quedarán perfectamente redondas, pero como todo en esta vida, es cuestión de práctica.
Cuando tenemos comidas familiares, en muchas ocasiones son las protagonistas. Me encanta en esas ocasiones, sacar a la mesa muchos platos con variados ingredientes para que cada uno se las vaya componiendo al gusto. Terminan siendo unas reuniones divertidas, con una mesa la mar de colorista y todos sin excepción, bromeamos con tener un gen mexicano, porque no es normal lo nuestro con esta cocina, cómo nos gusta !!
{30-32 tortillas}
500 grs Harina Integral de trigo
100 grs Aceite de girasol
325-375 grs de Agua mineral a punto de hervir
1/2 cta de moka de Levadura tipo Royal {Polvos de hornear}
12 grs Sal marina fina
- En la cubeta de la panificadora, pondremos el aceite, la levadura (polvos de hornear), la sal y la harina.
- Seleccionamos el programa de amasado que dura quince minutos. Dejamos que los primeros cinco minutos se mezcle todo bien.
- Mientras pondremos el agua en un caldero y esperamos hasta que rompa a hervir.
- En ese momento la añadimos a la cubeta. Reserva un poco de agua por si no te hace falta, todas las harinas no se comportan igual.
- Terminado el programa, tienes que comprobar que la masa queda lisa, pero blanda. No se debe pegar a las manos, pero estará bien hidratada.
- Dale forma de bola rodándola sobre la encimera o entre las dos manos. Como está caliente, la masa es muy agradable para manejarla.
- Ve colocando todas las bolas en una bandeja juntas y tápalas para reposar durante media hora. Este reposo es muy importante para poder formarlas más tarde.
- Coloca abundante harina en un plato para empezar a aplanar las tortillas. Coloca la primera que empezamos.
- Ve aplastando las bolitas, enharinándolas por las dos caras. Sacude para eliminar el exceso de harina.
- Colócala sobre la encimera y con el rodillo trabaja la tortilla para estirarla, no presiones mucho el rodillo. Situa el rodillo en el centro de la bola y aplana en dirección contraria a tí.
- Vuelve a colocar el rodillo en el centro de la bola y aplana hacia tí.
- Ve girando y pasando el rodillo, y cuando veas que está bien fina, estira un poco los bordes con cuidado y verás cómo te queda redonda . . . o casi.
- Tengo la costumbre de formar unas cuantas antes de empezar a cocinarlas.
- Pon la plancha a calentar a fuego medio y espera a que esté caliente para empezar a cocinar la tortilla. Del 1 al 9 las hago en el 5.
- Al momento de dejarla en la plancha verás que empiezan a formarse burbujas, espera un poco más y le das la vuelta a la tortilla.
- Cuando ya la tienes asada por las dos caras, sacas la tortilla del fuego y colócala entre dos paños gruesos hasta que termines de hacerlas todas. Suelo utilizar un mantel doblado varias veces para que resulte más grueso y guarden bien el calor.
- Una vez frías las puedes guardar en una bolsa de plástico, si no hace mucha calor no necesitas ni dejarla en el frigo. Las tengo siempre en la panera bien envueltas y aguantan varios días sin problemas.
- Cuando las vayas a comer, calienta la plancha a fuego medio, y una vez alcance tamperatura, les das vuelta y vuelta. Verás que hasta llegan a hincharse de nuevo y volverse flexibles y suaves para enrollarlas sin problema.
- Utilizo dos planchas a la vez para ahorrar tiempo. Una es de hierro fundido, la que ves en las imágenes, la otra es de una batería de acero alemana de doble fondo. También sale bien en la segunda, pero en la de hierro me gusta más el resultado.