2 de octubre de 2015

Pan Rallado


Vengo de nuevo con un "básico" en nuestras cocinas.
No es una receta glamurosa ni complicada por cierto, pero si útil y necesaria. Y como siempre me ocurre, mil dudas si traerla o no. Pero cuando uno de mis hijos hace ya unos años, observó el proceso, lo primero que dijo fue: "- Ah, pero ¿esto se hace? "
Me encanta estas generaciones tan ciber-espaciales y movil-expertas WhatsApperas que se sorprenden ante la mayor de las simplezas mundanas y creen que las cosas se materializan por ciencia infusa.
En casa de mi madre siempre se hizo el pan rallado casero. Mi tía Isa almacenaba todos los trozos que quedaban duros, y cuando tenía suficiente cantidad los molía y guardaba en un enorme bote dentro del armario.
Más tarde, cuando me independicé, lo cierto es que reunir pan para rallar era una labor difícil, así que empecé a comprarlo. Pero cuando me aficioné a hacer el pan en casa, pasé de nuevo a consumirlo casero y así sigo.
El pan rallado es un alimento económico, que encontramos facilmente en las estanterías de los supermercados, panaderías y tiendas pequeñas. Es una forma de dar salida por parte de las panaderías industriales a los panes que se les van quedando duros. Así que para comerme el pan duro de otro, me como el mío ¿que te parece?
 No te lleva mucho tiempo y además, me gusta hacerlo.
Evidentemente, vamos a necesitar pan. Da igual que esté totalmente duro o que sea de días anteriores, pues siempre lo tuesto en el horno. Así deshidrato completamente el pan y me evito que una vez guardado y pasadas unas semanas pueda aparecer moho.

                
* Precalentamos el horno a 250º durante quince minutos.
* Mientras, repartimos el pan por la bandeja del horno.
* Apagamos el horno, e introducimos la bandeja con el pan. La dejamos hasta que el pan esté totalmente frío.


* Vamos sacando el pan y pasándolo por la picadora (tipo Moulinex o cualquiera que traiga la batidora o robot de cocina).
* Molemos el pan hasta que tenga el grosor que nos guste.


*  Pasamos el pan rallado por un colador, para ir separando el que no ha quedado tan molido.
     

*  Una vez colado todo el pan, tan solo tendremos que guardarlo en botes de cristal bien tapado hasta su utilización.


* Depende para qué lo vayamos a utilizar puede ser que te guste el pan rallado con más o menos grosor.
Por ejemplo, para rebozar las croquetas { aquí, aquí } me gusta el pan bien fino.
 

En cambio para gratinarlo sobre algún pescado al horno o unas berenjenas, prefiero que esté grueso. Por eso separo en otro bote el que va quedando así.


* Puedes aromatizarlo a tu gusto. Si vas a freír unas pechugas o unos dados de pescado, quedan tremendamente ricos si lo mezclas con ajo en polvo y perejil seco. La proporción que utilizo es: 1 vaso de los de agua lleno de pan rallado x 1 cta. de ajo en polvo x 1 cta. de perejil seco.
* Es preferible ir añadiendo poco a poco el pan rallado en el cuenco donde estamos rebozando los alimentos. Una vez que hemos terminado de rebozar ese día, yo tiro el pan. No me gusta pensar que trazas de huevo o algún líquido de la carne ha quedado entre el pan hasta la próxima vez que vaya a utilizarlo y mucho menos, lo vuelvo a mezclar con el pan que no he utilizado aún.