22 de octubre de 2012

Pan blanco rústico.


Hoy he hecho pan, lo llevo haciendo unos cuantos años y cada vez me gusta más. Si te embarcas en esta aventura panadera nunca sabes cómo va a ser el resultado final hasta que no lo sacas del horno, intervienen tantos factores en el éxito del mismo, como ingredientes tiene la receta, añadiendole además la temperatura, fermentación  y el horno donde lo hagamos.

Al principio recuerdo, que para mí lo más difícil eran las esperas, eso de tener que aguardar a que el pan leudara lo llevaba fatal, era impaciente y me costaba acatar el tiempo que te marca la masa. Aprendí poco  a poco y gracias a algún ladrillo que me comí, con la dignidad dolida, para qué negarlo, que o aprendía a esperar y a comprender a las masas o no sería una labor fácil que saliesen bien.
 Ya no tengo la prisa del principiante, soy capaz de respetar y esperar lo que haga falta por la recompensa que me espera y aunque me ayudo de la pani para los panes de diario, estos de piezas más pequeñas, me gusta hacerlos con sus esperas, y sin mi paciencia alterarse lo más mínimo.
He seguido la receta de  Jose, al que estoy segura que conocéis, y si nos es así ya estáis tardando.Además de tener una recetas buenísimas, siempre sales de su blog con una sonrisa, hoy en día algo importante, y os váis a reir con la novatada de su pan.
Sus panes son blancos y  los míos tienen un aspecto más rústico. Que pena que no podáis olerlos, porque os encantarían.

           
Yo os recomiendo que cuando hagáis una receta de pan, no le pongáis toda el agua que dice la receta, pues las harinas son un mundo y cada una necesita una cantidad de agua diferente. El otro día compré una de fuerza que no había utilizado nunca y le añadí el agua que utilizo normalmente, pues antes de terminar de amasar tuve que añadir muchísima más harina porque se me quedó la masa demasiado líquida. Claro, ya sé solucionar estos contratiempos, pero cuando empecé la hubiese tirado y es una pena desaprovechar las cosas con el precio que tienen.
Otra costumbre que tengo, desde que descubrí la diferencia abismal que hay en no hacerlo, es poner un recipiente en el interior del horno con agua, para que produzca vapor y de esta forma conseguir una corteza más gruesa y super crujiente. Así que también os lo recomiendo, hacedlo, que os va a encantar el resultado.


Con la cantidad indicada, he hecho seis panes, aunque en la foto parecen enormes, son de tamaño baguette pequeña, pero de textura totalmente diferente. Y bueno, en las fotos podréis apreciar que aunque os decidáis a hacerlo sin ningua experiencia panadera es muy fácil de formar la pieza, es como enrollar plastilina, y listo. Como en casa los extremos les gusta a todos, que estén crujientes y se pelean por ellos, pues les he dado una vuelta cuando terminé de formarlos, justo como si fueses a envolver un caramelo. Así tendremos una punta, ummm la mar de rica.
Y ya no me enrollo más, vamos al lío.

Necesitaremos:  


  • 500 grs de harina de fuerza.** para hacer pan.
  • 300-325 mls de agua ( yo sólo he puesto 300, pero normalmente con la harina que utilizo añado 325mls)
  • 10 grs de sal marina.
  • 6 grs de levadura seca de panadero.
** La harina de fuerza,  tiene mayor proporción de gluten que las que utilizamos por ejemplo para la repostería, ya se pueden encontrar en muchos supermercados, cuando empecé a hacer el pan, no era tan habitual, así que compraba harina normal y compraba el gluten de trigo en el herbolario, así le añadía una proporción del 12% y la convertía en harina de fuerza, ya en casa.
De hecho siempre tengo gluten en casa, por si voy a hacer pan y me encuentro sin la harina específica para este fín, se lo añado a la harina normal y punto. También se lo añado a las harinas integrales, el pan sale mucho más esponjoso.

Cómo los haremos:

  •  He puesto todos los ingredientes en la panificadora para que haga la masa. A mano se hace bien, hacéis un volcán con la harina, le añadís el agua al centro, poco a poco y lo vais mezclando con suavidad, al principio se pega bastante, pero poco a poco veréis que se maneja bien. Tened cuidado que la sal y la levadura no se toquen directamente porque no se produciría la fermentación adecuadamente, la sal lo impediría.
  •  Una vez hecha la masa, dividimos las porciones para hacer los panes. Los míos tenían 125 grs cada uno.
  • Los vamos estirando como se ve en la foto.
  • Y ahora los vamos a enrollar, fijaros en las fotos de aquí abajo.

  •  Una vez que lo hemos formado, le damos una vuelta a los extremos como si fuesen un caramelo.
  • Los espolvoreamos con harina, conferimos así un aspecto más rústico.
  •  Con un cuchillo muy afilado, o una cuchilla le hacemos unos cortes, en este caso ha sido longitudinal.
  • Los vamo acomodando en la bandeja del horno haciendo un pliegue con el papel del horno para que no de peguen unos con otros.
  • Los dejamos reposar una hora y media, tiene que triplicar el volumen, si lo hace en menos tiempo, es que no necesita esperar tanto, si por el contrario no llega a crecer lo suficiente, lo dejaremos un rato más. El calor acelera el proceso, y el frío produce el efecto contrario, así que tendremos que ir observando. Ahora que empieza el otoño, se le nota que ralentiza un poco el proceso, en cambio, en verano, ufff  pues es mucho más rápido.
  • Cuando veamos que la fermentación está en proceso,como quince minutos antes de terminar, encendemos el horno a 250º. Ponemos en la parte baja del mismo, un recipiente con agua, para que vaya produciendo vapor. Como hemos comentado, se producirá una corteza crujiente y maravillosa en nuestros panes.
  • Los introducimos, a media altura, calor arriba y abajo y unos 230-240º, con treinta minutos he tenido suficiente.
  • Para asegurarnos que están nuestros panes, cogemos uno, lo golpeamos con los nudillos, como si llamásemos a una puerta, y si suena hueco,es que está perfecto.
  • Los sacamos, dejamos enfríar sobre una rejilla y listos para comer.
                   

 Que aproveche!!!