14 de noviembre de 2013

Bollitos de Leche o Suizos



Estos bollitos si que saben a cumpleaños infantiles, a meriendas especiales después del cole y a la difícil decisión de rellenarlos o comerlos a pellizcos.
Desde la primera vez que los hice superaron mis expectativas, y cada vez que los he repetido han sido alabados hasta terminarlos, porque son tan blandos, esponjosos y ricos de sabor, que por mí los amasaba y horneaba a diario.
               

Pero, claro, como eso es imposible por salud y michelines, espacio la elaboración al máximo, hasta que empiezan de nuevo a martillear en mi cabeza, y me veo en la cocina encendiendo el horno otra vez.
Diría que de la bollería, éstos de leche, son de mis preferidos.


La masa es muy blanda y aunque os parezca que tenéis que añadir más harina, no lo hagáis, pues esa es una de las claves para que salgan tan esponjosos. Otro de los puntos claves, es tener paciencia y dejar hacer bien los levados.
 Por eso me gusta hacer bollería cuando llega el buen tiempo, para no tener que esperar tanto, y disfrutar antes de los resultados.


Pero no dan apenas trabajo, y el resultado final es tan fantástico, que os vais a alegrar de hacerlos. Y como todos sabéis, son muy versátiles, y sirven tanto para un relleno dulce como salado.
     

 Para una merienda, este tamaño es perfecto, pero para un picoteo, reduzco cada pieza a la mitad, de otra forma, serían demasiado grandes.

                                      Vamos con la receta, os va a gustar.

                 
        

** No siempre tengo Harina de Fuerza, o bien no hay cuando voy al super o a veces, me parece un abuso al precio que la encuentro. Así, que siempre tengo gluten en casa, para añadirlo en la justa proporción y poder hacer este tipo de recetas.
** El gluten lo compro en el Herbolario.
Pero si no es vuestro caso, ponéis 500 grs de Harina de Fuerza y punto.
** Para rellenarlos con jamón y queso, así me parecen perfectos, pero si es algún otro tipo de salado como paté, espárragos con mayonesa..... entonces no le pongo el azúcar por arriba, y los horneo sin  hacerle tampoco el corte.
 

En Panificadora: 
  • Templamos la leche y le añadimos la levadura, dejamos que se disuelva.
  • En la cubeta de la pani añadimos la harina, el gluten y el azúcar y una pizca de sal.
  • Cuando vemos que la levadura está lista, es decir, que si la tocamos se disuelve con la leche, le añadimos: el huevo, la esencia de vainilla, el agua de azahar y batimos todo un poco.
  • Añadimos el preparado líquido a la cubeta y elegimos el programa de amasado con levado.
  • Cuando lleve unos minutos amasando y veamos que se mezclaron los ingredientes, le añadimos la mantequilla a temperatura ambiente, no derretida.
  • Dejamos levar hasta que termine el programa, desgasificamos la masa y hacemos porciones de 60 grs. Los de la foto no se ven totalmente lisos, porque quería hacerles unos picos, que era como recordaba a los que tomaba de pequeña, pero con el levado, se perdió la forma.
Sin Panificadora:
  • Templamos la leche en un cuenco y le añadimos la levadura, dejamos que se ablande.
  • En un cuenco grande añadimos la harina, el gluten, una pizca de sal y el azúcar. Mezclamos.
  • Después de disolver bien la levadura en la leche { como mejor se hace es con la mano} añadimos el huevo, la vainilla, el agua de azahar y batimos el conjunto.
  • En el cuenco de la harina, hacemos un hueco en el centro y añadimos los líquidos.
  • Empezamos a amasar, es una masa difícil al principio, muy pegajosa y blanda. Pero no debemos añadir más harina, a base de amasar se volverá más manejable. Tardaremos unos quince minutos en poder formar una bola, que taparemos y dejaremos en reposo hasta que veamos que ha doblado su volumen.
  • Cuando veamos que dobló, es el momento de sacar la masa sobre la encimera bien limpia, añadimos una poca harina sobre ésta, muy poca, y vamos cortando nuestras porciones de 60grs.

  • Ahuecamos la mano y damos forma de bola a cada una de las porciones.
  • Forramos con papel de horno la bandeja y vamos colocando las bolas bien separadas.
  • Dejamos levar de nuevo, y  cuando veamos que triplicaron, le hacemos un corte en la parte superior.    
  • Tendría que haber puesto menos cantidad de bollitos en la bandeja, pues al levar se pegaron unos con otros y no quedaron tan redondos como me gustan.    

  • Mezclamos el azúcar con el agua de azahar {yo lo hago con agua mineral, en casa me protestan si le añado más azahar, me dicen que les sabe a flores} y rellenamos los cortes de todos los bollitos.
  • Batimos el huevo y pintamos con cuidado la superficie.
           
  •  Mientras, encendemos el horno a 180º para que vaya calentando.
  • Metemos los bollitos, posición media, unos doce minutos serán suficientes, pero ya sabéis que cada horno es un mundo, calor arriba y abajo.
  • Los sacamos, dejamos enfriar sobre una rejilla y listos para darnos un homenaje.
         
                                       ¿ Y por qué se les llama Suizos?
Tras recibir varios correos desde el otro lado del charco preguntando el por qué del nombre, os lo cuento aquí, seguro que muchos ya lo sabréis.
A mediados del siglo XIX había un café en Madrid, llamado Café Suizo {en alusión a los primero dueños que tuvo } lugar de encuentro y tertulias, donde se elaboraban estos bollitos de leche, cogiendo pronto una gran fama por lo ricos que estaban.
 Aunque este tipo de bollo se solía servir en el desayuno en otros cafés madrileños, los del Suizo son los que causaron furor y empezaron llamándolos " Bollos del Suizo " hasta que con decir Suizos, fue suficiente para saber que querías una de estas maravillas.