Llevaba días con ganas de cuchareo, pero sinceramente sabía que si lo proponía en casa me iban a hacer una huelga de brazos caídos.
Todavía hace bastante calor y sentados a la mesa vestidos de verano, es difícil convencerlos. Así que la otra tarde que andaba por casa, y después de haber abierto el mueble de la cocina tres veces para coger y volver a soltar un paquete de garbanzos, me encontré con las Carillas y no me pude resistir.
No sé si conocéis esta legumbre, es una variedad de alubia, mucho más pequeña de tamaño y con un característico ojito negro en cada una. De sabor delicado, quedan unos potajes con ellas, para llorar de alegría. Lo he comido a lo largo y ancho de toda la geografía, así que deben ser bastantes conocidas. Siempre las compro a granel en la frutería pero también las he visto embasadas en el super por Legumbres Luengo {esto no es propaganda, es para que no tengáis problemas en encontrarlas }.
NECESITAREMOS: {para cuatro platos como los de la foto}
CÓMO LAS HAREMOS:
- La noche anterior las pondremos en remojo.
- Antes de cocinarlas, las escurrimos y si vemos alguna que esté fea, la desechamos.
- Reservamos hasta el momento de añadirlas.
- Partimos el pimiento y zanahoria, no hace falta que los trozos sean muy pequeños.
- En una olla de barro, calentamos el aceite, añadimos la verdura y los ajos hasta que estén rehogados.
- La papita, la dejamos sin pelar hasta el momento de añadirla, en trozos rotos.
- Cuando las verduras ya estén, le añadimos las carillas, la sal y el pimentón, y movemos el conjunto.
- Mientras, en un cazo ponemos la morcilla a hervir en agua, durante unos diez minutos, para que suelte grasa y no nos haga un potaje pesado. La pinchamos varias veces con un palillo para que sea más efectivo el proceso. Pasado este tiempo la sacamos y dejamos enfriar un poco para partirla con más facilidad.
- Cubrimos con bastante agua las carillas y dejamos cocer bien tapadas, cuando todavía están duras, pero casi hechas, le añadimos la papa partida y la morcilla cortada en trozos.
- A partir de ahora no movemos con cuchara el guiso, moveremos la olla con cuidado para no deshacer la morcilla.
- Añadimos agua, si hiciese falta para terminar la cocción, rectificamos de sal y listas para servir.
Pero hoy por ser el primer potaje de la temporada, quería hacerlo al chup, chup.
Antes de comerlas, me gusta añadir unas gotas de vinagre en el plato, pero vamos, eso ya va en gustos.