26 de junio de 2017

Pan Integral con Porridge


Que el Porridge está de moda, nadie lo discute.

No hay más que darse un paseo por las Redes Sociales, para ver cómo cualquier famoso ávido en mostrar lo bien que desayuna, nos enseña un tazón repleto de porridge, con unas frutas molonas y coloristas muy bien colocadas como complemento. . . y todos sus seguidores se vuelven locos dándole al Like-Like-Like, como posesos.
Por cierto, el porridge sin ningún adorno, ni es un plato atractivo, ni fotogénico, ni de los que provocan que las papilas gustativas se disparen a mil por hora, así que por favor, que no intenten convencerme de lo contrario.
                  

Y  antes de seguir ¿Qué es eso del Porridge? Son unas simples gachas de avena, típicas de la cocina escocesa, que están cocidas con agua, leche o ambas. Y que ahora si eres muy "cool" lo desayunas sin rechistar porque es lo más sano del momento.  Aunque en Inglaterra y Estados Unidos llevan años practicándolo, podemos decir que hasta hace poco no ha sido tendencia en España, pero cuenta con tantos adeptos que parece que nos hemos criado "porridgeando" como el que más.

Si me das a elegir, prefiero un zumo natural de frutas, y unas buenas tostadas con jamón y aceite de oliva con su tomatito . . . eso si que es fotogénico, más mediterráneo y culturalmente más nuestro ¿ o no ?
                 

            
La primera vez que vi esto de las gachas de avena, fue en Inglaterra, una mañana que se lo dieron a los niños de la casa. Venían ya preparadas y solo hubo que añadir agua caliente en el plato y una pieza en bloque del tamaño de una galleta gigante, que sacó Gill del paquete de cereales; y a esperar unos minutos hasta que se fue deshaciendo en el líquido. Me dio la sensación de que le daban comida de perros a las pobres criaturas, me limité a observar aquél invento tan extraño mientras me tomaba el café antes de salir apurada para coger el tren y llegar con tiempo a clase. Pobres niños, pensé. . . lo que son las costumbres.

Años después, cuando leí Las Cenizas de Ángela, las volví a recordar, y ahora no hace falta que nadie lo haga porque te encuentras la avena por todas partes.
Pero no te creas, esto de las gachas es también  tradicional en nuestro país, no con avena, pero si con otras harinas. Mi tía Isa, las hacía dulces, con harina de millo y estaban riquísimas. Eran iguales a estas de Mari, el famoso Frangollo. Todavía calientes, les ponía un hilo de miel por encima y los niños nos codeábamos con disimulo para conseguir ser el primero en meter la cuchara en el plato. Famosas son también las Gachas Manchegas y Las Poleás andaluzas, todas ellas exquisitas.

                    

Y hoy, nos vamos a comer el porridge en el pan, {sin la fruta} formando parte de los ingredientes. Se me ocurrió utilizar estas gachas, mientras repasaba la receta de las Barras con Tanz Zong. Pensé que si funcionaba tan bien aquella papilla de trigo, por qué no lo iba a hacer con la avena. Así que busqué los ajustes necesarios, y tras dos intentos conseguí lo que quería, un rico pan integral con copos de avena.
Cabezona soy un rato, y algunas veces lo empleo en cosas buenas 😌

La miga queda consistente, prieta, pero a la misma vez jugosa, húmeda y elástica. Si estás buscando un pan totalmente integral, de molde, sin aditivos, y bien rico, probaría este. No, no es difícil y si, merece la pena hacerlo casero y evitarnos comer la cantidad de ingredientes raros, innecesarios y perjudiciales que llevan los comerciales.

Ya me callo, dentro pan.
 

{Pan de molde de 30 cms} 

110 grs Copos integrales de avena
550 grs Harina integral de trigo
375 grs Agua mineral
100 grs Leche
25 grs Aceite de Oliva Virgen
175 grs Masa Vieja Integral
15 grs Sal marina
13 grs Levadura seca
Copos de avena para decorar





- En un caldero, dejamos los copos de avena con 325 grs de agua. 
- A fuego medio, dejaremos que los copos se ablanden y que el agua se consuma. No dejes de mover, se pueden pegar al fondo.
- Retirar del fuego y reservar hasta que esté tibio.
     

- En un vaso templamos los 100 grs de leche y los 50 grs de agua restantes, añadimos los 15 grs de levadura y movemos hasta disolver.
- En la cubeta de la panificadora, u otra amasadora que tengas, vamos añadiendo los ingredientes: la avena cocida, la levadura disuelta, la masa vieja, el aceite de oliva, la harina y por último la sal. Si no tienes Masa Vieja, no pasa nada, obvia este ingrediente.
              

- Seleccionamos el programa de amasado que dura 15 minutos. Una vez terminado, dejar levar dentro de la misma cubeta, hasta que veas que creció de volumen.
- Es una masa ligeramente pegajosa, así que mejor te enharinas las manos para trabajar con ella, pero no añadas más harina.
- La volcamos sobre la encimera o mesa de trabajo,  retiramos 175 de la masa y la guardamos en un bote dentro del frigo, es la masa vieja para el siguiente pan que hagas.
- Damos forma de bola para empezar a trabajar con ella.
          

 - Estiramos sin presionar mucho, no queremos desgasificarla por completo, y la enrollamos sobre si misma, calculando el largo del molde.

- Ponemos unas hojuelas de avena sobre la encimera y hacemos rodar el pan para que se impregne la superficie.
-  Colocamos la masa dentro del molde,
        

-  Aquí está el pan recién metido en el molde. No llegará a doblar volumen pero si sube bastante. Fíjate en el nivel de la masa.
       

- Una hora y media después, observa lo que ha crecido. Lo dejé dentro del horno apagado, para evitar corrientes.
- Todavía crecerá algo más mientras se esté horneando.
     

 - Precalentamos el horno a 250º durante quince minutos. Pondremos en el suelo del horno un recipiente con agua para que genere vapor.
- Metemos el molde a media altura con calor arriba y abajo. 
-  Horneamos durante diez minutos a 250º y después bajamos a 210º veinte minutos más.
- Sacar el pan y desmoldar si tienes el molde forrado, en caso contrario espera diez minutos, pues se te puede romper.
- Enfriamos sobre una rejilla.
- Cuando esté casi frío, envuelve el pan en papel film hasta que vayas a cortarlo. Si lo hago por la mañana, lo corto por la tarde y si lo horneo por la tarde, lo corto al día siguiente.

          

¡¡¡ Listo !!!
Un buen sandwich de desayuno: Queso crema de KÉFIR, Atún en conserva casero, rodajas de tomate sin piel y lechuga troceada.
 

Nos vemos en unos días.
Hasta entonces espero, que seas feliz.