Todos los que tenemos un blog de cocina, hemos llegado hasta aquí por distintos motivos: el principal es el amor a los fogones, eso es indudable.
Pero también y según he leído en otros blogs . . . . por petición familiar, por deseo personal, para compensar pérdidas, por tristeza, para organizar recetas, por el gusto de escribir, por llenar el tiempo, para aprender más, para hacer amigos, por aburrimiento, por envidia de la buena, para evolucionar, para hacer negocio, para estar a la moda, para ser popular, para enseñar a otros, para bañar el ego, para divertirte....y así podríamos enumerar mil motivos diferentes.
Y cada blog refleja perfectamente la personalidad de sus dueñ@s: los hay preciosos, equilibrados, tímidos, desaliñados, tiernos, didácticos, experimentados, entrañables, elegantes, infantiles, minimalístas, sensibles, perfectos, aburridos, escuetos, pijas, monotemáticos, rococós, nerviosos, horteras, solidarios, irreverentes, prácticos, entusiastas, sosegados, chirriantes, laboriosos, novatos, sosos, envidiables, chillones, divertidos . . . .
En estos últimos quiero centrarme, en los divertidos. Porque hoy me apetece dedicar esta entrada a todos los blogs con los que me lo paso estupendamente, me río a carcajadas cada vez que leo sus entradas y encima lo que cocinan está para chuparse hasta los codos. Aunque hay por ahí alguno, que no es de cocina, pero si muy mañoso, casi alambrista profesional y no del Circo del Sol precisamente :)
Por supuesto no voy a nombrar a ninguno, ell@s saben quienes son, porque cuando les hago algún comentario más de una vez, les he dejado escrito, que tenían que recetarlos en la S.S {Seguridad Social} como arma de antidepresión masiva.
Reírse es sano: haces ejercicio al mover tanto músculo, oxigenas el cuerpo, previenes infartos, ayudas a la digestión, liberas endorfinas, rejuveneces, eliminas insomnio, te hace sentir viva y ver el lado positivo de las cosas.
Lo practico a diario y de forma constante, es parte de mi personalidad.
Así que chic@s, va por ustedes esta tarta tan sencilla, la he hecho tantas veces, que hasta me puedo vendar los ojos y es que es fácil, fácil . . . . pero fácil.
NECESITAREMOS:
CÓMO LA HAREMOS:
Una imagen vale más que mil palabras, pero bueno lo detallaremos un poco más:
Ponemos la oblea sobre una superficie plana {utilicé la base de un molde desmontable} el bote de Nutella lo calentamos en el micro un minuto para poder repartir mejor la crema, cogemos una cucharada sopera y empezamos a extenderla con el mismo reverso de la cuchara por toda la superficie, después paso un cuchillo para igualar y quitar el sobrante. Al ser tan dulce no hace falta que tenga mucha cantidad pues quedaría demasiado empalagosa. Vamos añadiendo tantas obleas como queramos, dejando crema para poder bañar generosamente la última capa y los bordes, una vez que hayamos terminado. Los bordes los cubro facilmente si utilizo una cuchara pequeña. Añadimos los adornos, y llevamos a la nevera un par de horas.
Tiempo suficiente para que la Nutella {u otra crema similar} se endurezca y ya podemos disfrutar de ella.
*En otras ocasiones, he hecho un glaseado con nata, mantequilla y chocolate fondant...pero al tener que utilizarlo estando aún templado, la oblea de la superficie, pierde el crujiente.
*Al ser una tarta liviana, pues las obleas pesan bien poco, es perfecta para cambiarla de la base donde la hemos hecho a la bandeja de presentación, sin ningún esfuerzo y sin miedo de que se nos pueda romper.
¿ponéis vosotros el café?
No es que sea una imagen muy buena, pero en medio de un cumpleaños y con el móvil, no se pudo hacer más...pero para haceros una idea, vale ¿no?
Feliz puente !!!!!
