18 de abril de 2016

Lubina Salvaje con Gambas al Ajillo


Soy feliz cuando me regalan pescado . . .

. . .  y libros que no sean superventas, tazas de desayuno, cajas de lata, huevos decorativos, perfume, un jamón con chorreras, cualquier tontería porque te acordaste . . . o me invitas a un café. Pero cuando mi hijo sale a pescar y trae buenos ejemplares, no sabes la sonrisa que se
dibuja en mi cara.
 
El Viernes quedé con él para comer, y cuando llegué a recogerlo, se presentó con una bandeja enorme muy bien envuelta y me dijo: abre el maletero. Esa noche había ido a pescar y consiguió cinco Lubinas.
Dos de ellas eran bien grandes (pasaban del kilo y medio) y las otras tres eran de doble ración. Así que en cuanto llegué a casa, y mientras las limpiaba, iba pensando en cómo prepararlas.

Las dos mayores, lo tenía claro, esas eran para hacerlas a la sal. Así que las dejé con cabeza y escamas y sólo las abrí para sacarles las tripas el relleno. Las demás, quedaron como Maria Antonieta, sin cabeza, y abiertas para hacerlas al horno . . . o ya vería.

    


Limpiar pescado no es tarea agradable para muchos, e incluso insoportable para otros tantos. No es algo que me vuelva loca, pero reconozco que cuando me pongo los guantes y cojo las tijeras, me convierto en una pescadera amateur que hasta doy el pego.

Mi hija, cuando entra en la cocina y ve que estoy en pleno proceso, sale pitando de allí, y se tapa la boca del asquito que le provoca.
Lo mejor es cuando añade : - "No sé, cómo te gusta hacer eso mamá". Y se queda tan pancha.
Sólo pienso : - "Ole tú !!! ¿y a tí quien te ha dicho que me gusta?"  Pero habrá que hacerlo ¿no?

   


La Lubina de hoy era de las pequeñas, pocos gramos le faltó para alcanzar el medio kilo una vez limpia. Sin complicaciones pero de una forma exquisita, te dejo mi propuesta por si te apetece probar. Suele gustar a los que no les gustan el pescado, y no es una incongruencia lo que digo. Pero al ser tan suave, cuando lo prueban, con frecuencia comentan eso, que no sabe a pescado.

También se le llamá Róbalo. Es un pescado blanco, de carne magra, con un sabor muy fino al paladar. Y bien valorado en las buenas cocinas. No te voy a detallar todos los nutrientes y vitaminas que tiene, para eso tenemos a mano a doña wikipedia, que lo explica estupendamente.


{Para dos personas normales, o una muy hambrienta}


- Lubina de 1/2 kilo, ya limpia
- 2 Dientes de ajo
-1 guindilla
- Perejil fresco (sólo las hojas)
- 12 gambas o langostinos
- Aceite de oliva virgen extra
- 2 tomates de salsa
- 2 puñados de guisantes congelados o frescos {no valen de lata}
- 2 Papas medianas


        

Vamos a tardar quince minutos en tener el plato listo, pero tendremos que hacer varios pasos a la vez. Tres fuegos encendidos al mismo tiempo y tener la mesa preparada porque hay que comerlo caliente.

- Preparamos la guarnición.
- Pelamos y cortamos en gajos las papas, y partimos los tomates por la mitad.
- Ponemos un caldero con agua y cuando esté hirviendo, añadimos las papas y los guisantes. En 10-12 minutos estarán listos.
- Sacamos y colamos, reservamos hasta el momento de servir.


- Abrimos la lubina y la salamos por las dos caras.
 
- Partimos los ajos y la guindilla.


- Picamos el perejil y pelamos las gambas.


- Todo preparado para irnos al fuego.



 - Ponemos una sartén antiadherente a fuego fuerte, y esperamos a que esté bien caliente para añadir la lubina. Tres minutos por cada lado será suficiente. Empezamos por la parte de piel abajo.


 - Mientras, en otra sartén, pondremos unas gotas de aceite de oliva virgen extra y asaremos el tomate otros tres minutos por cada cara. Añade sal en el último momento.


- Al mismo tiempo, pondremos un buen fondo de aceite de oliva virgen en una sartén y cuando esté caliente pero sin humear, añadimos los dientes de ajo y la guindilla.
- Cuando el ajo empiece a burbujear, añadimos las gambas y cuando éstas empiecen a cambiar de color, añadimos el perejil picado y apartamos del fuego. Ya terminan de hacerse con su propio calor. Rectifica de sal.


  Sólo queda montarlo. Pondremos la lubina en la bandeja de servir, repartimos las gambas con parte del aceite por encima. La guarnición junto al pescado,y con el mismo aceite de las gambas, aliñamos las papas.

  ¡¡¡ A disfrutar !!!


Hoy no me podía entretener en poner la mesa ni en hacer muchas fotos, el pescado había que comerlo caliente. Hay platos que se pueden recalentar y no hay problemas con ellos, pero esta lubina, bien merecía una atención inmediata.
¿No te parece?


Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces sé feliz, o al menos, inténtalo.