Con este postre te voy a llevar de viaje, y mientras, te cuento una historia.
Así que dame la mano, que nos vamos a La Palma, La Isla Bonita.
Una vecina de Los Llanos de Aridane, llamada Dña. Matilde Arroyo Felipe {1.926- 2.014} en plena posguerra, y como otras muchas mujeres, se vio en la necesidad de sacar adelante a sus dos hijas {Nieves Ángeles y María Candelaria} Pues aunque estaba casada, su marido emigró de forma imprevista a Venezuela y no se volvió a tener noticas. Como ella misma decía, su estado Civil era: ni soltera, ni casada, ni viuda.
Corría el año 1.958 cuando apostó como medio de vida, por hacer algo que le gustaba y se le daba, pero que muy bien: La Repostería Tradicional de La Palma. En su propia cocina comenzó a preparar tartas de cumpleaños para los hijos de sus amigas. Más tarde, pasteles y dulces {Rapaduras de leche, Almendrados, Queso de almendras, Polvorones y Bienmesabe} siguiendo las recetas de su abuela, sus tías y de su madre Nieves.
Estos dulces empezó a venderlos entre las amistades y posteriormente entre los vecinos, de casa en casa.
Los comienzos fueron duros, aunque poco a poco la fama de su buen hacer fue creciendo. Algún que otro Restaurante se interesó por ellos y los encargos llegaron de todos los puntos isleños.
Mucho trabajo, que se vio recompesado finalmente cuando años más tarde tuvo junto a sus hijas una exitosa, conocida y galardonada empresa repostera familiar.
En su Dulcería - Cafetería, se siguen comercializando los postres con las recetas de la familia de Dña. Matilde no sólo al público local, sino a importantes Restaurantes de La Palma, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y Lanzarote.
Sus dos hijas, al frente del negocio, siguen respetando la tradición y la forma artesanal de generaciones anteriores. Aunque como ellas mismas cuentan, se hayan modernizado con algún aparato eléctrico, como una peladora de almendras, para no tener que pasar tantas horas haciéndolo a mano.
En el años 2.009 el Gobierno de Canarias, otorgó a Dña. Matilde la Medalla de Oro por su labor. Y a título póstumo, en Mayo del 2.015 se la designó como Hija Predilecta del Municipio{Los Llanos de Aridante}.
A día de hoy se la considera la Reina del Bienmesabe. Postre que te enseñaré en otra entrada. Además de una excelente repostera, se le reconoce como una mujer generosa. Y sus prioridades en la vida fueron siempre: trabajar para su familia y poder ayudar, en la medida de sus posibilidades, a quien la necesitase.
El nombre tan curioso de Principe Alberto se le atribuye a una visita que hizo a La Palma, Alberto de Mónaco. Por aquellos años, y aunque viéndolo hoy pueda parecernos harto difícil, el futuro Principe de la Dinastía Grimaldi; todo un Soltero de Oro, estaba de muy buen ver. Cuentan sus hijas, que cuando le preguntaron a Dña. Matilde por el postre, no tuvo mayor ocurrencia que atribuirle, estar tan "bueno" como el Principe Alberto. Y con ese nombre se quedó.
Personalmente te diré que el postre está para chillarle de rico, mucho más que al consabido Principe. Que por otra parte nunca me cayó bien, y menos desde que publicamente defendió su candidatura a los JJOO con tan poca elegancia y arremetiendo contra la entonces
candidatura de Madrid 2012 sin venir a cuento. Pero ese es otro tema, y hoy no nos vamos a poner tan serios.
Ya traeré otros postres de Dña. Matilde, que se han convertido en icono de la Repostería de todo el Archipiélago.
- Molemos las avellanas.
- En un caldero ponemos agua a hervir y escaldamos las almendras dos minutos.
- Les quitamos la piel y las tostamos en una sartén a fuego bajo hasta que veamos que vayan cogiendo color.
- Reservamos hasta que estén frías.
- Una vez frías, las molemos también.
- Ponemos el chocolate troceado y la mantequilla al baño maría.
- A fuego medio esperamos hasta que esté derretido.
- Separamos las yemas y las claras.
- Batimos las yemas con 30 grs de Azúcar de Abedul, hasta que cambien de color y la veamos hecha una crema.
- Las claras las montamos hasta que estén bien firmes con 30 grs de Azúcar de Abedul.
- Añadimos el chocolate cuando esté templado a las yemas, y movemos con cuidado hasta que esté bien ligada la mezcla.
- Añadimos las almendras y las avellanas molidas y mezclamos bien.
- Deja un poco de avellanas, reservadas para adornar el postre.
- Añadimos las claras montadas en dos o tres veces, con movimientos envolventes para no perder volumen.
- Reservamos 200 grs de esa mezcla.
- Añadimos los otros 15 grs de Azúcar de Abedul con el medio vaso de café.
- El bizcocho lo tenía hecho. Haz el que acostumbres, pero que no lleve aceite sino mantequilla, queda mucho más rico para este postre.
-Pincelamos los trozos de bizcocho con el café. Tiene que quedar embuchadito {húmedo} pero no ahogado.
- Hacemos trozos más pequeños.
- Añadimos los trozos a la mezcla del chocolate y movemos lentamente para integrarlos. Cuidado que no se nos rompan.
- El molde donde vamos a montarlo, lo pincelamos con mantequilla. Hice dos individuales y otro más grande, en total salen unas cinco raciones.
- Vertemos parte de la mezcla y alisamos.
- De los 200 grs de la mezcla que habíamos reservado, pondremos parte por encima y alisamos.
- Ya sólo nos queda taparlos y llevarlos al frigo. Mejor de un día para otro.
- Antes de servir, le añadimos un poco de avellanas troceadas por encima.
Aunque veas largo el paso a paso, es por hacerlo con más detalle, pero si te das cuenta, es bien fácil. Basicamente consiste en una Mousse de Chocolate, pero enriquecida.
Espero que lo prepares, es un poco entretenido, pero merece la pena.
Cunde bastante, pues al llevar frutos secos, con una porción enseguida te sacias . . . o no, porque también es adictivo.
¿Te digo cómo me gusta tomarlo también? Congelado. Lo llevo al congelador recién hecho, y al día siguiente, helado está divino. Curiosamente no cristaliza, y el bizcocho, guarda su textura.
Para mí, que tiene magia.
¿Te digo cómo me gusta tomarlo también? Congelado. Lo llevo al congelador recién hecho, y al día siguiente, helado está divino. Curiosamente no cristaliza, y el bizcocho, guarda su textura.
Para mí, que tiene magia.
Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.