Soy una persona muy congeladora. A bote pronto sé que en este momento en el arcón hay judías verdes, lomos de Atún, Ventrescas, guisantes, Viejas, pan integral, caldo de pollo, fumet de gambas, plátanos, fresas, cerezas, tarta de chocolate y algo de carne.
Aunque practique cocina de temporada, me gusta además disfrutar de ciertos productos cuando no es su época, y este sistema de conservación me parece perfecto. Además, en ocasiones me veo desbordada con kilos de pescado que trae mi hijo. Ya he contado en anteriores ocasiones que es aficionado a la pesca y me da muchas alegrías pero que aunque nos guste comerlo, no damos abasto para consumirlo fresco, así que van al arcón de cabeza una vez limpio. Otro motivo para congelar productos, es que cuando me gustan tanto, me da pena pensar que no podré comerlos hasta dentro de muchos meses. Amén de comida, que una vez preparada, congelo con la alegría de tener platos listos en un plis, para esos días de corre - corre.
Me voy a centrar en las fresas, ya que son las protagonistas de la receta. Como más las consumimos en casa son al natural, con su rabito cortado, bien lavadas y a bocados; y aunque aguantan bien el proceso de congelación, guardando el sabor intacto aunque no la textura, sirven perfectamente para preparar con ellas ricas recetas como zumos, polos, batidos y pasteles. Así que cuando están bien de precio, me vuelvo loca y compro cajas para este fin.
Me voy a centrar en las fresas, ya que son las protagonistas de la receta. Como más las consumimos en casa son al natural, con su rabito cortado, bien lavadas y a bocados; y aunque aguantan bien el proceso de congelación, guardando el sabor intacto aunque no la textura, sirven perfectamente para preparar con ellas ricas recetas como zumos, polos, batidos y pasteles. Así que cuando están bien de precio, me vuelvo loca y compro cajas para este fin.
Cuando mi querida Marisa, anunció por segundo año consecutivo, su Reto Congelando el Verano II decidí que esta vez iba a participar. Hace años que no tomo parte en este tipo de "eventos sociales" entre otro motivos, por cuestión de tiempo. Cuando empecé con el blog, me hacía ilusión hacerlo y como virtualmente no tenía amistades, me apuntaba a los que me apetecía sin orden ni concierto. Pero a medida que vas creando lazos, y esas personas deciden celebrar alguno, participas. El problema es que tu círculo va creciendo, y con él, el compromiso de participar cada vez, en más Retos.
Al final, me vi desbordada y decidí abandonar esta práctica. Porque es mejor cortar por lo sano, que tener la sensación de haber perdido el control de tu propio blog.
Al final, me vi desbordada y decidí abandonar esta práctica. Porque es mejor cortar por lo sano, que tener la sensación de haber perdido el control de tu propio blog.
Ahora, que me encuentro con la madurez suficiente, de acudir de nuevo a participaciones sin que me invada el sentimiento de querer quedar bien con todo el mundo, y simplemente por el hecho de querer hacerlo, vengo con este postre riquísimo que hago a menudo. Tardas en tenerlo preparado diez minutos, y te aseguro que además de vistoso, es muy sencillo y no conozco a nadie que tras probarlo, no haya pedido la receta. Espero que tomes nota, y que la próxima temporada de fresas, te acuerdes de congelarlas para poder disfrutar de ellas en cualquier momento del año.
** Si utilizas azúcar blanca, es mejor que la pulverices o que la compres glass, necesitarás la misma cantidad**
- En un cuenco amplio, batimos las claras de huevo con el azúcar de abedul y zumo de limón.
- Tendremos que conseguir un merengue firme, pues será la textura de nuestra espuma.
- En el vaso de la batidora, pondremos las fresas congeladas y batimos bien.
- Mezclamos las dos preparaciones hasta que estén bien integradas.
- Distribuimos en los vasos de presentación y llevamos al frigo al menos dos horas.
{5 vasitos}
300 grs de Fresas Congeladas
100 grs de Azúcar de Abedul
2 claras de Huevo
1/2 Limón exprimido
** Si utilizas azúcar blanca, es mejor que la pulverices o que la compres glass, necesitarás la misma cantidad**
- En un cuenco amplio, batimos las claras de huevo con el azúcar de abedul y zumo de limón.
- Tendremos que conseguir un merengue firme, pues será la textura de nuestra espuma.
- En el vaso de la batidora, pondremos las fresas congeladas y batimos bien.
- Mezclamos las dos preparaciones hasta que estén bien integradas.
- Distribuimos en los vasos de presentación y llevamos al frigo al menos dos horas.
¡¡ Lista !!
¿Nos tomamos un vasito?
Nos vemos en unos días, espero que hasta entonces seáis felices.