2 de noviembre de 2015

Pizza de Berenjenas



Lo bueno de hornear pan en casa, es que algunas veces te asalta un antojo repentino mientras estás haciendo la masa, y lo puedes llevar a cabo.
Eso me ocurrió una tarde que estaba formando los panes y quedaba un buen rato para cenar. Claro que con el cambio de horario, igual son las siete y media y como no mire el reloj, no sé si ponerme el pijama y bostezar, o asegurarme que todavía quedan horas para concluir la jornada.
Mi reloj biológico va por otros derroteros, lo tengo más que claro. Es lo que peor llevo de la Estación Otoñal, la considerable reducción de luz natural.

Sigo, que me desvío del tema:
Reservé una porción de la masa y la preparé como pizza vegetal, y casi sin queso porque quería el protagonismo absoluto de la berenjena, y reducir grasas  que hay que contarlo todo.
Si te gusta el calabacín, queda también riquísima.
La he repetido en una semana dos veces ¿tan buena está? . . . ni te lo imaginas.



Curiosamente la Berenjena es una verdura que en casa de mi madre solamente se utilizaba de  dos formas: rebozadas o en pisto. Y yo he aprendido a saborearla como parte de otras muchas recetas, como quien dice, cuando me hice mayor. 
Me gusta tanto su sabor y textura, que hasta comerla a la plancha me parece deliciosa para guarnición.
  


 Esta cantidad es perfecta para dos personas.
La masa vieja no es más que un trozo de masa de pan guardada del día anterior. En plan fino se diría: Pâte fermentée. Le aporta un sabor y aroma buenísimo.
Si no sueles hacer pan, no la añades y punto.
No pasa nada, ni es imprescindible.





-  Pon todos los ingredientes en la panificadora/amasadora. Seleccionas el programa de amasar que tarda 15 minutos.
- Si la haces a mano, introduce todos los ingredientes en un cuenco amplio. Mezcla al principio con una cuchara y termina con las manos. Tardarás aproximadamente, el mismo tiempo. Cuando consigas una masa lisa, estará lista.
- Es una masa hidratada por lo que se pegará ligeramente a las manos, pero no caigas en la tentación de añadir más harina. Si te cuesta trabajo manejarla, unta las manos con unas gotas de aceite.
- La dejas reposar media hora. Tapada y fuera de corrientes.


- Pasado el tiempo, vuelca la masa sobre la mesa de trabajo, pones un chorretón de aceite por toda la masa y gracias a ésto, verás lo bien que se estira.


- No hace falta utilizar el rodillo, con las manos le das la forma que más te convenga. En este caso rectangular, como la bandeja pequeña del horno.


- Forra la bandeja con papel de horno y acomoda la masa,


- Unta la superficie con el concentrado de tomate. Este verano empecé a utilizarlo en la cocina, y ha sido todo un descubrimiento. La próxima vez que lo veas en el super, mételo en el cesto.


- Corta la berenjena a lo largo y después en rodajas de medio centímetro de grosor. Empieza a colocarlas por una de las esquinas y montando unas sobre otras de forma oblicua.


- Una vez terminada de cubrir, añade hierbas al gusto. Esta vez, fue tomillo.
- Enciende el horno a 250º para que vaya calentando.


- Un chorrete de aceite de oliva virgen por toda la superficie.


- Unas pequeñas lascas de queso manchego curado de forma salteada.
- Hornea durante quince minutos, media altura y a 250º.

  Lista. Te aseguro que si la pruebas, repites.


Ya sabes que me gusta poner la mesa bien vestida para presentar mis platos, pero como ejerzo de manca-temporal, no daba tiempo. Las pizzas como están ricas son calientes y tardo tanto haciendo las cosas, que se iba a quedar helada.
 Muchas gracias a todas por vuestro interés con mi brazo. Ahí lo llevo en su cabestrillo, haciendo reposo. Parece que duele un pelín menos . . . algo es algo.
Y si, la pizza la hice solamente con la mano buena, así que fíjate si es fácil.
Para cortar la berenjena, tuve una pinche con paciencia {así se define mi hija}
Nos vemos en unos días.
Espero que hasta entonces seas feliz o al menos, lo intentes.