27 de junio de 2013

Pudin de Pan y Mantequilla {Bread and Butter Pudding}

          

      Sin que sirva de precedente en casa, hace dos días sobró pan.
      Igual no es un acontecimiento especial en las vuestras, pero en la mía son bastante paneros, y haga mucho o menos, siempre se termina. Así que enseguida me imaginé  haciendo este postre tan típico de la cocina inglesa, y al que le guardo un gran cariño.
     Aprendí a hacerlo en Inglaterra, durante una temporada que estuve allí viviendo.
          

      Descubrir las costumbres y la vida de un país a través de la familia con la que vives tiene su aquél. Pasé momentos muy divertidos, como celebrar la Navidad haciendo una paella de marisco en un wok gigante, con mis amigos españoles, mi familia inglesa con sus amigos y yo un poco piripi con tanto gin tonic....pues todos querían agasajar a la espontánea cocinera que se ofreció a hacerla, osea, mismamente yo. Tengo que decir que quedó estupenda, eso sí.
      Ah, y los langostinos eran españoles, aquél famoso Rodolfo del anuncio con acento argentino ¿os acordáis?
   

      Otros momentos fueron más tristes, se echaba de menos a la familia, al noviete y a los amigos. No existía internet, y las llamadas costaban unas buenas libras, así que con dos veces a la semana me tenía que conformar.
      Los sentimientos afloran tanto cuando estás lejos, que por aquellos días murió Dalí, y aunque siempre me ha gustado su obra, pillé una llorera que parecía que se había muerto mi abuelo.
      

       Abrí los ojos a tantas cosas en aquella época, y crecí tanto personalmente que es una etapa que recuerdo con cariño. Pero como esto es un blog de cocina nos centraremos en esta faceta: descubrí la comida preparada en los supers, el olor a curry, los pasteles de hojaldre, los frutos rojos, la bollería inglesa, los kebabs, el té y toda su ceremonia, los asados de carne y sus impresionantes acompañamientos de verduras, la leche en la puerta de casa, comer por la calle (aunque sólo lo hice una vez) los sandwiches de pepino y mantequilla, los omnipresentes guisantes, los scones, el azúcar moreno....preparaciones culinarias muy diferentes a las nuestras y muy ricas, que al cabo de los años han irrumpido en nuestros fogones y hornos de una forma arrolladora.


       Cuando haga otra receta inglesa, contaré más anécdotas, que me desvío del tema y todavía no he explicado como hacerlo.
      Así me la enseñaron y así la dejo aquí, me encanta y quiero compartirla con vosotros.

NECESITAREMOS: ( para cuatro raciones generosas y un repetidor glotón).


      Con estas cantidades, queda el pudin como a mí me gusta, que es con una textura más aflanada en la parte de arriba, pues evidentemente cuenta con mayor concentración de  líquido cuando está en el molde y las capas de pan, muy jugosas pero más diferenciadas en la parte inferior, con lo que recuerda ligeramente un bizcoflan.
      La cocina tradicional es lo que tiene, que existen tantas proporciones como cocineros.

CÓMO LO HAREMOS:



Calentamos la leche con la rama de canela. Cuando empiece a hervir, apartamos.
           
Fuera del fuego añadimos el azúcar para que se disuelva bien, dejamos templar.
                   

El pan lo partimos en rodajas de medio centímetro y lo untamos de mantequilla, sólo por una de las caras.
Hacemos caramelo y cubrimos el fondo y las paredes del molde donde vayamos a hacerlo, el mío tipo flanera, también puede ser tipo plum cake,             
     Batimos bien los huevos, cuando la leche esté templada le quitamos la canela y añadimos los huevos, batimos bien el conjunto.          

    Colocamos las rodajas haciendo capas: una capa de pan con mantequilla (la mantequilla mirando hacia nosotros),  un poco de preparado de huevo, unas cuantas pasas, otra capa de pan con mantequilla, unas cuantas pasas y un poco de preparado de huevo....así hasta que terminemos.
           

    Dejamos reposar una hora al menos, y a cada rato, podemos presionar con una cuchara para que todas las rodajas queden bien empapadas.
             
    Precalentamos el horno unos quince minutos a 180º, e introducimos una bandeja con agua caliente mientras, es donde vamos a hacer el baño maría.
    Pasado este tiempo, dejamos nuestro molde dentro de la bandeja con agua y esperamos hasta que haya cuajado, entre treinta y cuarenta minutos será suficiente. Pero vamos, que la comprobación la hacemos con la aguja, que es la que no falla.
    Cuando lo saquemos, tapamos con papel de plata y  lo dejamos enfriar así tapado. Sólo nos queda darle la vuelta sobre la bandeja de presentación y llevarlo a la mesa.
    Se puede acompañar de helado, nata o fruta....a mí me gusta tal cual, a temperatura ambiente.

                                                   Resulta un postre muy jugoso.
           

           Y como siempre, os voy cortando un trozo, mientras vais llegando, yo sigo viendo una de mis series preferidas, inglesa, of course.