Si tienes una comida informal, con bastantes comensales a la mesa, te la recomiendo especialmente, pues cunde mucho, la carne queda extremadamente blanda y resulta además un plato económico.
Además, hasta que no lo pruebas, no sabes si lo que vas a comer es carne o pescado, porque como veis la apariencia podría confundirse facilmente con unas tiras de choco frito.
Y a pesar de ser una fritura, forma de cocinar de la que algunos rehuyen de forma categórica, garantizo que no se queda olor a fritanga en la cocina, y el bocado es muy ligero.
Una única pega, cuando empiezas es igual que las pipas y nunca sabes cuando parar.
Y ahora, vamos al lío.
- Salpimentamos las pechugas.
- La partimos en tiras finas, de esta forma nos aseguramos que quedarán bien fritas por dentro.
- Hacemos la masa añadiendo por este orden:
- Harina
- Agua bien fría, aunque la tengamos en el frigo, no está de más si la dejamos en el congelador mientras preparamos las pechugas.
- Colorante o Cúrcuma y una pizca de sal.
- Batimos energicamente, hasta que obtengamos una masa sin grumos y una textura espesa, tipo natillas.
- Dejar las pechugas sumergidas en esta masa durante una hora al menos,dentro de la nevera. Algunas veces la hago por la mañana temprano, y la dejo hasta la hora de la comida.
- Calentamos el aceite,a fuego medio alto. Mi cocina tiene hasta el 12 y las frío en el 8.
- Vamos friendo por piezas, no muchas a la vez para que el aceite no pierda fuerza.
- Las pasamos una vez fritas a una bandeja con papel absorbente.
- Comer bien calientes, después pierden el crujiente característico. Aunque en casa cuando sobran, se comen igual mientras van dando paseos tontos a la cocina.
- De todas formas te recomiendo, que las frías a medida que vas necesitando. De un día para otro no pasa nada si dejas las pechugas sumergidas en el preparado. Siempre acostumbro a hacer para que sobre, porque ya digo que en casa se pirran por ellas. Así se las pueden ir friendo ellos, a medida que van llegando a comer.