Hoy lo he hecho de frambuesas, el color es precioso y la textura cremosa. Los helados son antojadizos, divertidos, preciosos y un inmejorable broche para la comida.
Son perfectos para refrescar, agradar, alegrar y deleitar ¿se nota lo mucho que me gustan?
Dicen que en Italia, hace unos pocos años inventaron el helado perfecto, estoy convencida que el mío queda lejos de esta lista pues no lleva huevo en esta ocasión y seguro que es mejorable, como casi todas las cosas de este mundo, pero en casa han metido ya la cuchara y han dicho que está estupendo, así que yo con eso me conformo.
Así lo hago y así os lo cuento, espero que lo probéis y os guste.
Necesitaremos:
- 350 grs de frambuesas, yo congeladas, así aceleramos el proceso sin heladera.
- 300 ml de nata.
- 100 ml de leche.
- 150 ml. de miel {procuraremos que la miel no sea de flores muy aromáticas como el romero, para que no reste protagonismo a las frambuesas en este caso}
- Batimos las frambuesas.
- Pasamos por un colador fino el batido resultante para eliminar las pepitas de la fruta.
- Añadimos el resto de los ingredientes y batimos a conciencia.
- Volcamos el preparado en un cazo y tapado lo dejamos en el congelador.
- Cada media hora más o menos lo sacamos y lo batimos de nuevo con el brazo de la batidora.Si nos cuesta trabajo, podemos romper un poco la superficie con una cuchara para trabajarlo mejor.
- Volvemos a dejar en el congelador.
- Lo empecé a hacer ayer por la tarde, hice el paso de batirlo hasta que me fui a la cama como unas tres veces, esta mañana estaba perfecto para hacer la sesión de fotos.
- Sacadlo un rato antes de consumirlo para que adquiera la textura de helado, es decir, cremoso pero no congelado.
- Suelo sacarlo cuando nos sentamos a comer, así a los postres está en su momento perfecto.
Que aproveche!!!!