14 de enero de 2013

Hasselbackpotatis.



Ay, qué difícil tiene que ser hablar sueco, y si no, fijaros en el nombre de la receta, que no sabes si te están diciendo un piropo o acordándose de alguien de tu familia. 
De Suecia son estas papas tan ricas, que no solo de Ikea vive el sueco. El origen del nombre proviene de uno de los restaurantes más prestigiosos :  El Hasselbacken  situado en la isla que se llama  Djurgarden   y bueno, si queréis saber algo más, lo miráis en la wiki que ya sabéis que es muy apañada y nos informa de todo. Porque total, al final termino poniendo aquí una cantidad de nombres impronunciables cuando en el fondo lo que  nos interesa es la receta.
Como en todo, cada uno la acomoda a su gusto, las he comido en algunas ocasiones con romero y mantequilla, pero como en casa sé que eso no gusta, pues las hago siempre con un toque más de aquí, es decir, aceite de oliva y perejil. También le añado tomillo y sal y pare usted de contar. Ah, y las pelo, en casa sólo consienten sin pelar las papas arrugadas.
Así que vamos al lío, que veréis que sencillas y ricas.

Necesitaremos:

  • 2 papas medianas-pequeñas por comensal. Aunque siempre pongo algunas más por si quieren repetir.
  • Hierbas aromáticas. He puesto tomillo y perejil.
  • Aceite de oliva virgen.
  • Sal Marina Gruesa.
Cómo las haremos:
  • En mi caso pelamos las papas, pero si preferís, laváis las papas muy bien y le dejáis la piel, para esto tenéis que elegir unas papas nuevass, de piel fina.
  • Hay distintos procedimientos para cortar las rodajas sin llegar hasta el fondo, para mí el más fácil es ponerlas sobre una cuchara, gracias a la forma curvada de la misma,  lo haremos facilmente.
  • En un cuenco,  ponemos aceite de oliva, perejil, tomillo y sal.
  • Con ayuda de una brocha vamos pintado bien las papas, y embadurnándolas  por dentro de cada rodaja.
  • Haremos este proceso con todas, las iremos dejando en una bandeja de horno hasta terminar.
  • El horno lo vamos a tener caliente a 200º  y las asaremos durante unos 40 minutos con calor arriba y abajo, pero vigilad el punto de tueste, ya sabéis que cada horno es un mundo.
                  
  •  Fijaros en el antes  y el después de la foto de arriba, queda un acompañamiento espectacular.
                       
                        
        Nosotros hoy las hemos comido acompañando una carne que ya os enseñaré en la próxima entrada. Si tenéis invitados, no dudéis en hacerlas, son un poco entretenidas, pero merecen la pena, y en fin, como se hacen al horno tampoco nos quitan más tiempo que el que tardamos en cortarlas, que nos puede resultar hasta divertido.
Y podéis por supuesto acomodarlas al gusto de los de casa, poniendo romero, una loncha de beycon entre cada rodaja, mantequilla en vez de aceite, una lámina de ajo bien fina entre rodajas, espolvoreadas con pan para que resulten más crujientes....como veis las posibilidades son múltiples, pero la base es la misma, la forma de cortarlas, tan bonitas y especiales.


 Lo que me he podido reir con mi hija : ha llegado a ver las fotos de esta entrada antes que las papas verdaderas, y claro aquí tienen un tamaño que parecen gigantonas, pero cuando las ha sacado del horno ha dicho ¿ estas papitas tan esmirriás son las de las fotos? ¿pero esto qué es? Así que ya os digo,  como son para acompañamiento así pequeñas quedan monas, aunque parezcan de otro tamaño al verlas aquí.
 Espero que os animéis y que os guste tanto como a nosotros.