19 de octubre de 2015

Croquetas de Pescado


Si hay un entrante por excelencia que guste a todos, son las croquetas.
Nunca me canso de comerlas y probar nuevos sabores. Y allí donde las vea caseras, las tengo que pedir. Aunque alguna vez que me han asegurado que lo eran, se alejaban bastante de ser cierto.
Desde el primer bocado que le das, sabes si te comerás una delicia cremosa o por el contrario,  un cemento armado difícil de digerir. No te voy a decir que la de hoy es una receta familiar porque en casa de mi madre, nunca se hicieron de pescado. Las habituales eran las del Cocido, y en menor medida las de Jamón (sobre todo después de las fiestas de Navidad, por aquello de rebañar bien el hueso);  y cuando llegaba la Cuaresma se hacían Tortillitas de Bacalao. Pero al no llevar bechamel sino papa cocida, no entran en la categoría de croquetas.
                           
      

Aunque las de pescado las he comido siempre de tapeo o en Restaurantes, no fue hasta hace pocos años, que comencé a hacerlas como receta de aprovechamiento.
Ya sabes que aquí no se tira nada, y que uno mis hijos es aficionado a darme alguna que otra alegría con su caña de pescar.
En casa solamente nos gustan a dos personas, qué raro que yo también esté incluida ¿verdad? si es que tengo una boquita muy agradecida. Los demás no las quieren, así que no hay que darse prisa y comerlas mientras aún queman, para no quedarte sin ellas.
Posiblemente no te aporte nada nuevo con esta receta, pero como son las mías, les he buscado un hueco para que estén aquí, junto a todo lo que se cuece en mi cocina. 
Así que si te animas, ve sacando las cervezas bien frías, que ya pongo yo el picoteo..


                       

 

 - Después de limpiar el pescado {que te enseño más abajo} y sacarle las huevas, lomos y ventresca; cocí la espina central durante quince minutos. Dejé que enfriara y saqué la carne, reservando el agua.
 - Igualmente puedes utilizar filetes de merluza o cualquier pescado blanco de tu agrado. Y por supuesto de atún, también son deliciosas.


- Corté en dados muy pequeños la cebolla, los ajos y el perejil. Lo que se denomina corte en Brunoise.


- Añadimos aceite de oliva en una sartén de fondo grueso hasta cubrir ligeramente el fondo.
- A fuego medio y vigilando, dejaremos que la cebolla junto a los ajos y el perejil, quede transparente.
-  Añadimos la harina.


- Empieza el movimiento. Ahora no dejes de darle vueltas con una cuchara hasta que la veas tostada, es importante este paso para que las croquetas no tengan sabor a harina cruda.
 - Le vamos añadiendo el líquido caliente. Según hayamos elegido, todo leche o mitad leche y mitad agua de la cocción del pescado.
 

- Cuando veamos que la masa empieza a separarse de las paredes, añadimos el pescado desmenuzado, movemos un poco más y retiramos del fuego.
- Probar y rectificar de sal si hiciera falta.


- Pondremos la masa en una bandeja amplia y tapamos con papel film a piel. Es decir, cubriendo bien la masa sin que haya ningún hueco, pues se crearía costra en la masa.
- Una vez fría, llevar al frigo y dejar descansar hasta el día siguiente.
- Coger pequeñas porciones y formar las croquetas a nuestro gusto.


- Preparamos dos platos hondos: uno con huevo batido y el otro con pan rallado.
- Pasamos las croquetas en ese orden, cuidando que queden bien cubiertas. Si lo ves necesario, repite la operación, aunque queda un rebozado más grueso. A mí no me gusta.



- Pon una sartén o cazo al fuego, con abundante aceite de oliva.
- Una vez caliente, vamos friendo las croquetas en pequeñas tandas.
- Sacamos una vez doradas y pondremos sobre papel de cocina para que eliminen el exceso de aceite.



              

- Si haces una buena mayonesa casera, es un acompañamiento perfecto para las croquetas de pescado.
- Las croquetas necesitan bastante aceite par freírse. Tienen que sumergirse y no tocar el fondo de la sartén. Si eso ocurre, distinguirás claramente una linea más oscura de fritura que es donde la croqueta ha estado apoyada. Y buscamos un dorado por igual.
- Para comprobar la temperatura del aceite y si eres de las que siempre tienes dudas del momento perfecto, haz lo siguiente: corta un pequeño trozo de corteza de limón y añadelo al aceite, cuando lo veas burbujear con fuerza, es el momento de empezar a freír las croquetas.
- No añadas muchas a la vez, pues el aceite se enfriaría y es cuando las croquetas empiezan a romperse y salirse el relleno.
- Si piensas congelarlas, yo las coloco sobre una bandeja forrada con papel film.dentro del congelador, bien separadas unas de otras; y una vez congeladas, las guardo en una bolsa de congelación. Así al freírlas no se habrán pegado entre sí, ni estropeado el rebozado.
- Éste es el pescado que limpié después de una buena jornada (llegó a los 4.5 Kilos ya limpio), era una Sierra. Ya te enseñé las huevas este pasado Verano.


    Y eso eso todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.