15 de junio de 2015

Bocadillo de Chocos con Pan Negro

              

    El verano pasado, estando uno de mis hijos esperando la guagua {autobús} en la parada, paró un coche para preguntar dónde iba, y recogerlo si coincidían en el destino o parte del camino.
       Tengo que aclarar, que aquí es una practica habitual. Cuando ves a la gente local a la salida de los pueblos o esperando en las marquesinas, y aunque no hagan autostop, paras y preguntas. Yo lo suelo hacer también, aunque el tema autostop es algo que parece caído en el olvido ¿verdad?
   

      El asunto es que ese día precisamente, mi hijo iba de comilona a casa de un amigo y era el encargado de llevar el pan. Si sabes de mi afición, habrás adivinado que esas piezas hacía apenas un rato, estaban en el horno de mi cocina.
      A los pocos minutos de estar en el coche, la chica que lo recogió no pudo evitar preguntarle qué era lo que llevaba, porque el coche olía a tahona. Y él todo orgulloso le enseñó uno de los panes, y le explicó que los hacía su madre, osea, aquí la  
menda lerenda.
      Como iban a estar unos cuantos kilómetros juntos y dio la casualidad que la chica era cocinera en un hotel de la isla, a partir de ahí y como no podía ser de otra forma, la conversación versó sobre comida. Le explicó una receta de gran aceptación entre sus clientes, y mi hijo muerto de risa me la contó por teléfono.


     Y el pan de hoy lo hice con las recomendaciones de ella, pues yo nunca había utilizado tinta para teñir la comida. Según le contó, en su Carta los presentan en panecillos minis y en plan gourmet.
     Las últimas palabras antes de despedirse, fueron: -" Felicita a tu madre, que esos panes no los hace cualquiera " . . . ayyyy, que me puse como un Pavo Real {risas}.
    Aunque lo típico son los bocatas de Calamares, cuando fui a comprarlos, me encontré que eran de origen extranjero, y los Chocos que estaban al lado, procedían de Huelva ¿qué quieres que te diga? elegí el producto nacional.
    Vamos a hacerlos, verás lo rico que vas a comer.
     

                 

- 250 grs de Trigo.
- 125 grs Agua Templada.
- 10 grs Aceite Girasol u Oliva.
- 5 grs Levadura Seca Panadero.
- 5 grs Sal Marina Fina.
- 3 Bolsas de Tinta de Calamar o Sepia {las mías pesaban 4 grs} y quería asegurarme que el pan quedase negro de verdad.
    
- Ponemos todos los ingredientes en la cubeta de la panificadora y seleccionamos el  programa de amasado {quince minutos}
- Una vez terminado, dejamos descansar la bola diez minutos para que se relaje.

- Volcamos la masa sobre la mesa de trabajo y la partimos en porciones, las mías de 70 grs.
- Al no ser una masa de alta hidratación se trabaja muy bien.

- Hacemos bolas con cada una de las porciones.
- Si, te aconsejo que utilices guantes porque la tinta en crudo mancha.
- Encendemos el horno a 50º.

- Cada una de las bolas, las ruedas un poco para dejarlas en forma alargada.
- Como ves en las fotos, han salido seis porciones.

- Con unas tijeras le haces dos incisiones profundas, si prefieres hacer otro tipo de marca, elige la que prefieras.
- Apagamos el horno, y como está templadito, en veinte minutos tenemos los panes levados.

- Ahora, cogeremos una brocha de silicona, la pasamos por agua y mojamos con cuidado dentro de cada incisión.
- Precalentamos el horno a 250º.

- Pon unas semillas de sésamo tras haber mojado con la brocha.  Las semillas quedarán bien pegadas al pan.
- Bajamos el horno a 200º y horneamos los panes durante quince minutos. Posición media;  calor arriba y abajo. Si los quieres más crujientes, pulveriza las paredes del horno o antes de cerrarlo, echa un vaso con agua en el suelo del horno, se producirá un vapor considerable.
- Sacamos los panes y enfriamos sobre una rejilla.


- Limpiamos los chocos y los dejamos cortados en tiras. Salamos.
- En una bolsa de plástico pondremos bastante harina, introducimos los chocos y damos unas sacudidas para que queden bien cubiertos.
      
- Después los pasaremos a un colador, y tras darle unas cuantas sacudidas, veremos que eliminan harina, y se quedará la justa y necesaria para freír.
          

- En una sartén pondremos aceite de oliva en abundancia.
- Para saber el momento perfecto de freírlos, añado un trozo pequeño de cáscara de limón, cuando empieza a burbujear con alegría, empezamos a añadir el pescado.
   

 - Lo dejamos hasta que alcance el dorado que más nos gusta y lo sacamos a un plato, donde habremos puesto papel absorbente, para eliminar el exceso de aceite.
 

    


En un cuenco, disponemos la mahonesa que creamos necesaria. Añadimos unas gotas de limón, un poco de ajo en polvo y unas semillas de amapola.
Lista para servir.
Las semillas harán un contraste crujiente muy agradable y el color que aporta, combina bien con el pan.
Aquí va todo a juego . . . ¿será por pijerío?

      El bocata ya te lo montas como más te guste, con mahonesa en las dos partes del pan, sólo por arriba . . . pero te recomiendo ante todo, que vaya bien relleno y que esté caliente.

      Ahora te voy a contar lo que pienso del pan negro. No sabe más que a pan, la tinta de sepia en mi caso, no le aporta ningún sabor. Es tan solo una cuestión estética, pero te aseguro que sorprenden en la mesa, y de qué forma. En casa hemos tenido opiniones de todo tipo, la mía, es que pienso repetir porque me dará juego para otras preparaciones.
      Mi madre los miró de medio lado, y dijo sin ningún pudor ni miramiento: ¡¡¡ qué cosa más fea, niña !!! así sin anestesia ni nada. Y ni siquiera los pobró, alegando que con su edad, era una mujer clásica {con ochenta y cuatro años, se lo puede permitir ¿no? así que eligió un panecillo blanco.
     Por cierto, los panes son tiernísimos. Así que si el color te da repelús, no te gusta o sólo utilizas el negro para vestir . . . puedes seguir la receta sin añadir la tinta. Lo vas a disfrutar igualmente, hazme caso.
     Y para acompañar la comida, llegando este tiempo de calor, en casa no falta nunca, nuestro vaso de gazpacho casero, faltaría más.


Y eso es todo por hoy, nos vemos en unos días. Ya sabes, sé feliz o al menos, inténtalo.