12 de mayo de 2013

Tocino de Cielo al Moscatel Dorado de Jerez.




Erase una vez, hace ya unos siglos, allá por el mil trescientos y ...tantos,
que vivía en el Convento de Espíritu Santo una novicia llamada Beatriz, hija de un acaudalado bodeguero de Jerez de la Frontera.
Siempre mostró buena disposición para todas las tareas encomendadas, pero sus mejores dotes quedaron demostradas entre los fogones. Por ese motivo ostentaba, el cargo de cocinera.
                       

Se dio la circunstancia que su padre, llevaba con cierta tristeza el no tenerla a su lado, y que en aquellos días hubo que clarificar el vino de la bodega.  Para ésta labor, sólo se necesitaban las claras, y las yemas quedaban en desuso. Así que ante tal cantidad de yemas, pensó D. Ramón, en enviarlas al convento para que las Hermanas  hicieran uso de ellas, y de paso se convirtió en la excusa perfecta para poder ver a su hija todos los días.


Ante tal acontecimiento, hubo reunión de claustro. Decidieron entre todas, la utilidad que podían darle a las yemas, y tras oir las propuestas y unas horas de espera para ver el resultado, tuvieron el postre para después de la sopa de la cena. Con las estrecheces económicas del convento, pensaron, que si conseguían un dulce especial y con él llegaban a comerciar, podrían ayudar a más personas de las que acudían diariamente a su torno.

                   

Se reunieron alrededor del postre, todas muy juntas, con su lebrillo de barro, cuchara de madera y servilletas de arpillera, así en reunión tan especial, verían y decidirían los pros y contras de tal experimento.Y una vez puestas de acuerdo, empezaron a comer : el ........Ummmmm, que se oyó en todo el Convento, fue unánime, todas las Hermanas quedaron encantadas y Sor Perpetua, la Superiora del lugar, poco dada a las muestras externas de alegrías, hasta se arrancó por Bulerías.
Acababa de nacer el Tocino de Cielo.
 

Desde entonces, todas las bodegas les regalaban las yemas, y las Hermanas se esmeraron, en ser todas buenas pasteleras.
No hace falta explicar lo pronto que corrió la noticia, las grandes casas de Jerez y su comarca pronto quisieron probar tal manjar. La receta enseguida compartieron con todos los pasteleros, pero se guardaron, de desvelar los tiempos, que los suyos no iban en horas ni cuartos, sino en padresnuestros.
Labor más bien difícil, para los ajenos a rezos, ya que unos quitaron y otros pusieron, pero como los tocinos de cielo de las Hermanas, pocos comieron.
Hoy os dejo mi versión, fácil rica y sin parangón. ¿no los habéis hecho nunca? todo tiene remedio, Sor Beatriz, me lo ha ido dictando en un sueño.

                         


(Todos los nombres y la historia son de mi pura  invención, sólo he jugado con los datos que se tienen sobre la receta de este postre. Pero no es más que un CUENTO, y ya sabemos, que los cuentos....cuento son. )


Y esta es mi aportación a la invitación de CHELA,  en el  primer DÍA MUNDIAL DEL VINO DE JEREZ.
Espero que paséis por su blog, porque tiene unas recetas riquísimas, y es de las que lo hace todo muy fácil y con una gracia, que ya estáis tardando en conocerla.



Necesitaremos: ( para 3 personas)



  • Agua para el almíbar.........................100 grs.
  • Moscatel para el almíbar ..................25 grs.
  • Cáscara de naranja para el almíbar......1
  • Azúcar blanca......................................150 grs.
  • Huevos ................................................1 entero.
  • Yemas de huevo...................................5.
  • Azúcar para el caramelo......................4 cdas. soperas.
  • Moscatel para el caramelo...................2 cdas. soperas
Cómo lo haremos:

              

  • En un cuenco metálico que podamos llevar al fuego, deshacemos las 4 cdas de azúcar y las 2 de moscatel, y cuando el azúcar está derretida y empieza a coger color, movemos con cuidado y las manos protegidas porque quemará, para que quede cubierto de caramelo por los bordes.
                                 
  • En un cazo, ponemos el agua, la cáscara de naranja, el moscatel y el azúcar y llevamos a hervir a fuego bajo hasta que llegue al punto de hebra fina y retiramos del fuego. Esto nos llevará unos diez minutos. Retiramos la cáscara de naranja.
  • El punto de hebra fina lo comprobamos así: al sacar la cuchara dejamos que escurra del líquido, y si las últimas gotas ya van cayendo más lentamente y forman un fino hilo...ese es el punto.
                   

  • Mientras, vamos batiendo los huevos con barillas manuales o tenedor. Ojo, no queremos que los huevos se llenen de tanto aire, por eso no utilizamos las barillas eléctricas.
                 

  • Una vez que el almíbar pierda calor, lo vamos añadiendo poco a poco y sin dejar de batir a nuestros huevos. Para saber la temperatura óptima, tenemos que poder tocar el almíbar sin que nos queme.
  • Pasamos la mezcla al cuenco metálico, pero a través de un colador, esto es importante por si se ha creado algún grumo mientras se mezclaban las yemas.
  • En una olla grande, ponemos unos dos dedos de agua e introducimos el cuenco con la preparación. Forramos la tapa de la olla con un paño de algodón  y lo dejamos hervir al Baño María durante 20 minutos.
                     
  • Es importante no abrir la olla en este tiempo, pues no nos cuajaría el tocino.
  • Tendría que haber utilizado un cuenco más pequeño para que hubiera resultado un tocino con más altura.

Para desmoldarlo, dejamos que temple y con el filo de un cuchillo lo separamos del cuenco. Ya sólo nos queda volcarlo sobre la bandeja que vamos a servirlo.
    Hay que llevarlo a  la nevera unas horas antes de consumir. Pero sacarlo de la nevera unos quince minutos antes de presentarlo en la mesa, para que el frío no nos impida saborearlo en todo su esplendor.

    Se puede acompañar de una bola de nata montada, que le restará dulzor. En casa lo preferimos tal cual.

     Me gusta hacerlo de un día para otro.

                      


          No es un postre fácil, para mí al menos, ni para comerlo todos los días, pero es una exquisitez.