2 de abril de 2018

Mantecado de Avilés / Bollo de Pascua de Avilés

 


Hoy, Lunes de Pascua es día de publicación.Y nada mejor que un bocado dulce típico de Avilés, para comenzar la semana. Volver al trabajo tras cuatro días de descanso . . . cuesta, que a lo bueno nos acostumbramos pronto y yo, desde el minuto uno.

Conocí este dulce hace unos meses, ya se habían pasado las fechas propias para hacerlo y decidí esperar el momento. Nos ha encantado la receta como había supuesto desde el principio, pero si cabe, la historia y la tradición que envuelven estas fiestas declaradas de Interés Turístico Nacional en el año 1.972 es lo que más llamó mi atención. Cuántas cosas se aprenden con los blogs gastronómicos, no dejo de sorprenderme de mi desconocimiento en tan y distintas costumbres locales.

Según he leído, la fiesta empezó allá por el 1.833 con una recién inaugurada Cofradía del Bollo. Pretendían organizar una fiesta en la que participasen todos los avilesinos del momento y olvidar las abstinencias, ayunos y vigilias de la Cuaresma. Ya sabemos que si una celebración va unida a la comida y bebida, la aceptación está servida; y esta empezó con algo tan sencillo como un bollo mantecado y una botella de vino blanco y casi como una broma, que se ha convertido un siglo después en un gran festejo popular.

   

El Domingo en Avilés, hay desfile de carrozas y bailes folclóricos y el Lunes, tras la misa en San Nicolás de Bari, el pregón. Después lo más esperado por todos: "La Comida en la Calle" donde multitud de personas ocupan unas enormes hileras continuadas de mesas con más de cuatro mil metros distribuidas por las calles y plazas del Casco Histórico, además de los parques que son elegidos por los más jóvenes. Y aquí ya si, bien sentados, disfrutan de la comida que llevan preparada de casa o encargada en los restaurantes de la ciudad. Con lo bien que se come por allí, debe ser un despiporre para todos los sentidos. . . babeo solo de pensarlo.

El origen de estos bollos se remontan al siglo XVII y a la emigración. Los asturianos llevaban en sus pertenencias cuando iban a "Hacer las Américas" unos panes dulces hechos con harina de trigo, manteca de vaca, huevos y azúcar que no endurecían ni se enmohecían. Seguro que la manteca cocida  tenía mucho que ver al respecto, pues este sistema se utilizaba antiguamente para conservar la mantequilla. De aquellos panes a estos bollos. . . solo se ha necesitado tiempo y un motivo diferente para disfrutarlos.

Centrándonos en el Bollo o Bizcocho, es costumbre que los padrinos los regalen a los ahijados el Domingo de Pascua. En realidad es un trueque, puesto que los ahijados regalan previamente a los padrinos, el ramo bendecido en la misa del Domingo de Ramos. El bollo tiene una forma peculiar recordando a un trébol, se utilizan tres moldes de hojalata o latón con diferentes medidas, que se fabrican en la zona y se encuentra facilmente en las ferreterías de Avilés. Tras sacar los bollos ya horneados de los moldes, se monta uno sobre otro sin que coincidan los salientes y una vez fríos se glasean. Tienen por norma general de dos a tres pisos, y las confiterías en estas fechas trabajan a contrarreloj para poder atender a la gran demanda. Se adornan con huevos de colores, plumas, pollitos, chocolates, flores comestibles  . . . imaginación y color no falta cuando va enfocado a los niños.
         
            

Aunque al leer los ingredientes puedes pensar que es un sencillo y tradicional bizcocho de cuatro cuartos, ya sabes, el que se hace empleando cuatro ingredientes y el mismo peso, la peculiaridad radica en que la mantequilla utilizada  está cocida o clarificada, con lo que eliminamos el suero y las impurezas, potenciando el sabor. La suavidad y textura del bizcocho es especial. Ah, y tampoco lleva levadura, por lo que hay que batir muy bien para airear la masa. Menos mal que las varillas eléctricas nos ayudan con esta labor, que una ya no tiene los brazos para tanto "meneo". Por supuesto, la materia prima es primordial, así que utiliza una mantequilla de primera y unos huevos de corral, y ya vas camino del éxito.

La forma del mío, no tiene nada que ver con el propio para estas fechas, pero no iba a detenerme el hecho de no contar con los moldes apropiados. Por más que intenté comprarlos por internet no los he encontrado. Utilicé uno alargado, donde horneo el pan de molde, que así es como se presenta el resto del año. No creas que los avilesinos iban a dejar pasar tanto tiempo sin prepararlo, aunque el día de Pascua lo engalanen de forma especial.

Tengo que citar a mi querida Belén {El toque de Belén} y agradecerle la receta, pues fue a través de su blog que conocí este rico bollo y toda la tradición que hay tras él. No te voy a contar nada de ella que no sepas, gran cocinera y mejor persona. No me extraña que ganaras un premio con tu bollo mi niña, te quedó precioso. He disfrutado mucho haciéndolo, más comiéndolo y leyendo información.

Ya sabes que me encanta indagar sobre el origen de las recetas y esta ha merecido la pena.

 No dejes de hacerlo, es delicioso.



{15 porciones}

Para el bollo:

250 grs de Huevos pesados con cáscara a temperatura ambiente
250 grs. de mantequilla clarificada
250 grs. de azúcar glass 
250 grs. de harina.
 
Para el glaseado:
Una taza de azúcar glass
Agua







- Se baten los huevos que deben estar a temperatura ambiente con el azúcar glass hasta que cambien de color y multipliquen volumen. Paciencia, serán al menos quince minutos de varillas.


- Añadimos la mantequilla clarificada, se sigue batiendo otro buen rato hasta integrarla por completo.
- El paso a paso para clarificarla puedes verlo aquí. Aprendí a hacerla gracias a Nieves.

- Agregamos la harina tamizada en varias tandas, poco a poco en movimientos envolventes de arriba a abajo hasta integrarla bien.
         

- Engrasamos el molde con mantequilla  o forramos con papel del horno, y lo introducimos en el horno precalentado a 170º durante 45 minutos. Necesité 60 minutos para el mío. De todas formas comprobar con una aguja por si sale limpia o necesita algo más de tiempo.
- Dejar dentro del molde diez minutos y desmoldar.
       

Preparamos la glasa. De este paso no hay imágenes, la cámara estaba cargándose.

- En un cuenco pondremos el azúcar glass y añadimos el agua a cucharaditas. Removemos hasta que tenga la textura a nuestro gusto. Si queda muy líquida, no tendrá el aspecto de escarchado  característico. Si por el contrario queda muy espesa, endurecerá y será demasiado dulce, eso si . . . muy fotogénica.
- Cuando el bollo esté frío lo bañamos por la parte superior sin esparcir, dejando que caiga el glaseado al capricho. Los "chorretones" por los laterales quedan bonitos.

Lo presento ya cortado, porque tenía a todos esperando para el café de sobremesa, había otras cosas dulces, pero no tiempo para entretenerme en hacer más fotos. Quedó precioso con la fina capa de glasa por encima.
¿Te corto un trozo?



Eso es todo por hoy. Nos vemos en unos días.
Hasta entonces, espero que seas feliz.