9 de octubre de 2017

Solomillo Wellington


Señoras y señores, con todos ustedes: El Solomillo Wellington.

La primera experiencia con este famoso plato, fue un absoluto fracaso. La receta me la dio mi amiga Pilar un día que salimos de compras por el centro. Era una especialidad culinaria de su suegra, que bordaba cualquier plato que cayera en sus manos. Así que mientras me iba contando la receta, la fui anotando mentalmente y al llegar a casa la escribí punto por punto. Tan rico me contó que estaba, que me creó la necesidad de hacerlo en cuanto tuviera ocasión.

Te pondré en antecedentes: a Pilar, la cocina le gusta lo mismo que a un gato caerse al agua. 
Para ella una pechuga a la plancha con mayonesa casera es todo un logro culinario, y un sandwich mixto en el grill, comida caliente. Solamente entra en la cocina a encender la cafetera y regar el perejil que tiene plantado en la ventana. Ojo, que también se lo digo a ella cuando hablamos y nos reímos, no es una crítica. La vena culinaria no la tiene desarrollada, aunque le encanta comer bien (pero no engorda la muy suertuda) y es de fino paladar, por eso confié en su criterio. 

Por completar la escena, esto ocurrió hace un montón de años y yo que andaba ya emancipada y era la dueña absoluta de la cocina de mi casa, quise lucirme un poco con unos invitados. Pero a mi querida amiga se le olvidó contarme una serie de puntos importantes:  1) que había que sellar antes la carne, 2) que llevaba champiñones además de paté, 3) que tenía que estar todo frío antes de montar el plato sobre el hojaldre . . . Y con semejantes olvidos, el solomillo: 1) me quedó crudo, 2) el hojaldre mojado por los jugos de la carne, y 3) estaba soso e insípido hasta decir basta.



Todos estos olvidos, los confirmó vía telefónica con su suegra, cuando previamente la llamé para decirle te voy a matar anda bo-ni-ta, enterate bien de la receta que lo que hice el otro día, resultó ser un asquito incomible y no creo que en tu familia suspiren por un plato así. Le dije más cosas, pero no las transcribo por temor a que censuren el blog por indecoroso y malhablado.

El día que se me ocurrió hacerlo, metida en faena pensé que algo no iba bien y aún así seguí adelante.  Y al comprobar el resultado, la mala leche que me entró . . . uffff. Cuanto menos, me tiré de los pelos y solté palabrotas a diestro y siniestro yo sola en la cocina como una posesa barrio bajera, que si me oye mi madre o las monjitas del cole me lavan la boca con jabón Lagarto. Me salvó la situación antes de que llegaran los invitados del almuerzo, un lomo que de casualidad tenía guisado para llevar a una reunión de amigos en el campo al día siguiente; y menos mal que se me ocurrió abrir uno de los solomillos para ver cómo había quedado y saber que no se podía servir, pero vamos que casi me da un patatús, esa es la verdad.

Tardé meses en repetir la dichosa receta, ya con todos los cabos atados y rectificados, como tuvo que ser desde la primera vez. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y vaya si lo es. Esta carne está para lucirse a base de bien. A día de hoy cada vez que hablo con Pilar por teléfono, me pregunta: - "qué ¿cómo va el solomillo?" y siempre respondo: - "te voy a matar". Ayyy, las amigas ¿que sería la vida sin ellas, verdad?.                                                      

Ahora, nos ponemos el delantal, que te voy a contar todos los detalles "sin que se me olvide ninguno". Cuando tengas una comida especial, piensa en lo vistoso y rico que está este señor solomillo. 

Te va a quedar perfecto.



{2 personas}


1 Solomillo de cerdo (pesaba 275 grs)
50 grs Jamón Serrano
50 grs Paté
120 grs Champiñones
1 Diente de ajo
1/4  Vasito de Vino semi dulce
Aceite de oliva
1 Cda de Mantequilla
1/2 Plancha de Hojaldre
1 Huevo batido para pincelar
              Sal marina            


* Limpiamos el solomillo de grasa y telillas.
* En una sartén con un fondo de aceite de oliva, y la cucharada de mantequilla y sellamos por ambas caras. Si te gusta la carne bien hecha como a mí, dóralo un poco más, pues al salir del horno puede estar aún rosado.
* Sacar a un plato y dejar enfriar.
* Los champiñones los partimos en trozos muy pequeños.
 * Igualmente partimos el jamón también en trozos menudos. Si prefieres puedes dejar las lonchas enteras para envolver el solomillo, pero me resulta más cómodo así.
* Antes de cortar el hojaldre, siempre ensayo antes con un trozo de papel del horno para calcular la medida exacta que necesito cortar. Así voy a tiro hecho.
* En la misma sartén donde hemos dorado el solomillo, añadimos algo más de aceite y rehogamos los champiñones.
* Pasados unos minutos, añadimos el diente de ajo muy picado también.
* Agregamos el vino y esperamos a que reduzca el líquido. (la foto de este paso se me ha perdido).
 * Retiramos del fuego. Añadimos el jamón cortado y el paté. Tan sólo vamos a mezclarlo todo, pero no lo cocinaremos para que el jamón no quede duro, ya lo hará en el horno.
* La mezcla la dejamos enfriar antes de rellenar el hojaldre.
* Cortamos el hojaldre, según la medida que necesitemos, dejando el papel vegetal debajo para que nos sea más fácil envolverlo.
* Colocamos la farsa y repartimos sin llegar a los bordes. Prueba de sazón y añade sal si necesita.
* El solomillo lo situamos en el centro.
* Cerramos primero por uno de los laterales y después por el otro hasta dejar envuelta la carne.
* Con un tenedor sellamos los extremos.
 * Cortamos una tira de hojaldre para hacerle el adorno, como tengo el rodillo para hacer el enrejado (regalo de mi hija) en este caso lo utilicé. Si no lo tienes, puedes hacer incisiones como te enseño aquí o también aprovechar tiras de hojaldre sobrante y adornarlo como mejor te parezca.
* Damos la vuelta para que los cierres queden en la parte de abajo, así evitamos que se abra y se vean.
* Llevamos a la bandeja del horno y pincelamos con huevo.
* Colocamos la pieza del adorno encima, recortamos los bordes para ajustarlo al solomillo.
* Pincelamos de nuevo con huevo.
* Con un pincho de brocheta o la punta de un cuchillo, hacemos algunos orificios para que el vapor pueda salir mientras se hornea. Aproveché a hacerlos junto a las tiras de adorno para que no se notasen.
* Déjalo en el frigo al menos una hora.
 * Precalentamos el horno a 200º durante 20 minutos.
 * Introducimos el solomillo, seleccionamos la temperatura que indica el fabricante del hojaldre y lo dejamos hasta que está dorado. Me llevó 20 minutos.
 * Dejar reposar 10 minutos sobre una rejilla antes de servirlo. Los sabores se asientan y no te preocupes, guarda bastante el calor y no se enfriará.

La leyenda más extendida, es que Arthur Wellesley, primer Duque de Wellington, tras derrotar a Napoleón y a las tropas francesas en la batalla de Waterloo en 1815 y por hacer rabiar a los franceses un poquito más si cabe, como éstos ya contaban en su rica gastronomía con su exquisito " Boeuf en Croutê" (Buey en costra) y el Duque, que además de saber disparar y conformar estratégias era gastrónomo, se sacó de la manga en un arrebato de inspiración esta forma de cocinar el solomillo; y es por ello que lleva su nombre.
Aunque la receta original, llevaba ingredientes un tanto prohibitivos como la trufa, los ha ido perdiendo por el camino a medida que se extendía su popularidad. Desde entonces, cada vez que tenía una celebración no faltaba en su mesa un Solomillo así preparado. Pero como todas las leyendas, no es un hecho demostrado.



* El verdadero Solomillo Wellington se cocina con solomillo de ternera, pero además del precio más elevado, en casa no hay acuerdo con el punto de cocción. Mientras algunos la prefieren casi cruda, otros no la comen si no está totalmente hecha. Con el cerdo todos los tenemos claro: bien hecho y sin partes rosadas.
* La farsa del solomillo suele llevar cebolla, y se le llama "duxelles", pero en casa algunos tampoco lo comerían si la añado. Así que si no tienes problema con este ingrediente, la cortas bien pequeña y la sofríes lentamente junto a los champiñones. Al final puedes añadir un poco de nata para que mezcle bien, pero cuida que quede todo bien seco antes de rellenar.
* Con estas cantidades podrían comer tres personas si la comida es copiosa y has servido antes algunos entremeses. De utilizarlo como plato principal, es perfecta para dos.
* Como salsa para acompañar, esta vez hice una de pimienta verde. Pero te recomiendo que lo pruebes con ésta. El éxito está asegurado.
* Puedes también acompañarlo de unas papas pequeñas al horno o una ensalada como hice yo.
* Aunque el solomillo no te parezca muy grande, al ir recubierto con la farsa más el hojaldre, crece bastante en tamaño y con dos o tres rodajas quedas satisfecho.
* Otra opción es hacerlo con lomo de cerdo si sois muchos comensales, mi consejo es que lo ates para que no pierda la forma y dores bien a fuego medio bajo para que no quede crudo en el interior una vez horneado. Los pasos a seguir siguen siendo los mismos.
* Con el término Wellington, en la cocina se entiende que las preparaciones van envueltas con hojaldre. Admite otras variaciones, como el salmón Wellington y el cordero Wellington.

 Es un plato sencillo de realizar, pero entretenido. Perfecto para ocasiones especiales.

¡¡¡ Absolutamente delicioso !!!


Nos vemos en unos días, espero que hasta entonces seas feliz o al menos lo intentes.