21 de noviembre de 2016

Sardinas Rellenas

        

Hablando hace años con una amiga sobre una excursión que habíamos hecho entre dunas y pinos para llegar a una playa vírgen, me contó que el nombre de ese camino que tanto me había gustado era el de su tío, un hermano de su madre.

Si te digo la verdad, me sorprendió enterarme de ese parentesco y entre risas y anécdotas de su tío, me contó que era el hombre más tacaño que había conocido en su vida. Cuando supe el motivo, no pude estar más de acuerdo.

La abuela materna de mi amiga era portuguesa, conoció a su entonces novio y decidió seguirlo por amor, así que cambió de país. Aunque nunca más volvió al suyo, no llegó a dominar nuestra lengua totalmente; pero tenía una música hablando que a todo el mundo le encantaba.

Uno de los hijos de la señora Xuxa, el tío de mi amiga, era el que más fama llegó a alcanzar entre los pescadores de la zona, tanto que bastantes años después y con la familia bien asentada, el Ayuntamiento reconociendo la vida de dedicación y trabajo que había llevado a cabo, bautizó un paseo con su nombre. Si, ese que tanto me gustó.

Bueno, y lo de tacaño ¿por qué?. Pues la cosa tiene enjundia. Todos los días cuando salía a pescar, volvía a puerto con la captura del día. Antes de vender el pescado, al primer sitio donde  llegaba era a casa de su madre ya viuda, con la que él seguía viviendo pues permanecía soltero, condición que siempre mantuvo. Le preguntaba qué pescado iba a querer y la cantidad.
La cuestión es que el pescado se lo cobraba y a la hora del almuerzo, allí estaba presente, para dar buena cuenta de los guisos de su madre, junto a alguno de sus hermanos que llegaba de visita o algún sobrino, porque nunca faltaban en esa casa los críos entrando y saliendo para ir a ver a la abuela Xuxa.
Qué ¿cómo te quedas? llamativo cuanto menos. Cobrarle a tu propia madre . . .  vivir para ver.


En la familia se reían y decían que era justicia poética de la vida, que un hombre tan reservado, serio y austero, le diera nombre a un camino precioso, pero en el que se practicaba mucho "naturalismo" o lo que es lo mismo, mucha gente en pelota picá bañistas desnudos.
Unos días después de haber inaugurado el sendero de forma oficial, donde se contó con la presencia de autoridades y medios de comuncación locales para dar cobertura al evento; y por el gusto de pasear por su camino tocayo, se llevó una gran sorpresa cuando al llegar a la playa vio a tanto personal de esa guisa. Al hombre que ya tenía su edad, un poco más y le da un síncope. Cuando volvió a casa, lo primero que comentó un tanto azorado a una de sus hermanas es que acababa de ver en un momento más culos y otras cosas que ya te imaginas que en toda su vida.

Bueno y ¿qué tienen que ver las sardinas en todo este tinglado familiar? pues que nadie sabe el porqué, pero el único pescado que nunca le cobraba a su madre eran las sardinas. Y mientras las estaba limpiando para hacer la receta, me acordé de la historia y la comparto contigo.

Y ahora, vamos ya a cocinar, verás qué ricas están. Por el olor no te preocupes, al ser pequeñas, no van más allá de lo que podría ser freír unos boquerones en casa.


{Para 2 personas}

8 Sardinas pequeñas
2 Papas medianas
1 Diente de ajo
1 Huevo
Perejil fresco
Harina para freír 
Aceite de oliva
Sal Marina



-Lavamos las papas y las cocemos con piel en un caldero con abundante agua.
-Pinchamos para comprobar que están blandas y dejamos templar antes de pelarlas.
          


- Aplastamos hasta dejarlas hechas puré.
   


- Añadimos el perejil fresco picado bien fino y también el ajo.


- Agregamos el huevo y la sal marina.


- Mezclamos bien el conjunto.
- Las sardinas ya las tenemos limpias de escamas, tripas, cabeza y espina central.


- Pondremos un buen pegote de la mezcla sobre cada sardina. Hay que ser generosas.
- Tapamos con otra sardina.


- Enharinamos bien por las dos caras, cuidando que los bordes por donde está el relleno también queden bien cubiertos de harina. Tranquila, porque al llevar huevo, el relleno ni se mueve.
 

- Calentamos abundante aceite de oliva en una sartén y a fuego medio, vamos friendo las sardinas.


- Cuando las veamos doradas por una cara, le damos la vuelta. Unos dos minutos por cada lado será suficiente.
- Vamos dejándolas sobre papel absorbente para eliminar exceso de aceite y listas.


Una forma diferente de comer las sardinas, que estoy segura te encantarán. En casa también solían hacer de igual forma los boquerones grandes, elige el pescado que más te guste, pero no dejes de prepararlas, te aseguro que son una delicia.

Mi tía algunas veces le añadía además cebolla rallada, pero a mí hija no le gusta y no le suelo poner. Si no tienes problema con ella, inclúyela porque quedan riquísimas. No sabes lo contenta que me ponía de niña, cuando al volver del cole veía que teníamos este plato para comer.

 
Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta la próxima entrada se feliz, o al menos inténtalo.