11 de abril de 2016

Mini Galettes de Fresas & Queso

     

Hoy si que si  
¡¡¡ Por fin consigo, traer un postre con fresas al blog !!!

En casa gustan tanto, que cada vez que las compro, desaparecen de la cocina por arte de magia. Todo el que llega, coge unas cuantas, las lava bajo el grifo y así sin más se las va comiendo.
Y lo cierto es que conseguir hacer algo más allá de un batido, mezclarlas con el yogur, una sencilla macedonia con zumo de naranja y trocitos de plátano, o endulzarlas con azúcar, es tarea díficil.

Pero el otro día cuando fui al super, noté que algo pasaba. Empecé a fijarme en todos los carritos de la compra que transitaban por los pasillos, no había uno sin su caja de fresas. Estaban de oferta y yo sin enterarme, ay qué nervios !!!
Ahí me entró una angustiaaaa, pensando que me iba a quedar sin ellas, que lo primero que hice fue encaminarme  como una loca y el culillo apretao según mi hija  con paso raudo y veloz a la frutería. Ocurrió lo que más temía, no quedaba ni una. Pero en cuestión de minutos, llegó una de las chicas reponiendo mercancía, y ala, cajita pal´carro y yo tan contenta.

Si es que había que verme la cara de felicidad, qué expresiva soy a veces.




Ya venía en el coche con un batiburrillo mental, pensando cómo las iba a utilizar. Que si bizcochos, tartas, mermeladas... Y como el verano pasado hice una galette de albaricoques y cerezas, que nunca publiqué porque se las comieron mis fieras antes de poder ver la luz,
pensé en hacer otra, pero esta vez con fresas.
No te puedo decir nada más que es una delicia, que he repetido en pocos días, y que se ha convertido en uno de mis doscientos postres preferidos: quéwuenaestápordiosssssss

                

                   
 **  Queso crema kéfir, aquí **


  Y ya puestos, te voy a contar un poquito de este dulce tan rico ¿no?
Su origen es francés. Basicamente es una tarta rústica que se hace con masa brisa o quebrada y en la que el relleno queda a la vista. Se pueden hacer tanto dulces, como saladas con trigo sarraceno, típicas de la cocina Bretona. 
También está la conocidísima Galette des Rois que viene a ser como nuestro Roscón de Reyes.
Hay que destacar, que no se utiliza ningún molde para hornearlas, por lo que el irregular acabado destaca en los pliegues que se hace con la masa.
           


      


- En un cuenco pondremos la harina y le añadimos la mantequilla en trozos y bien fría. La suelo congelar 15 minutos antes de empezar.


- Vamos aplastando con un tenedor hasta que consigamos que quede una textura arenosa. Lo puedes hacer también con las puntas de los dedos, pero yo siempre tengo las manos ardiendo y procuro no manipular mucho este tipo de masas.
- Añadimos el agua, poco a poco, por si no tienes que agregar toda, ya sabemos que depende mucho de la harina.


- Seguimos mezclando con el tenedor hasta amalgamar la masa. Ufff, casi se me olvida la sal.
- Sólo toco la masa en el último momento para darle dos o tres vueltas.Tiene que quedar compacta y nada pegajosa.
- Tapamos con papel film  y llevamos al frigo al menos una hora.


- Mientras, batimos los 125 grs del queso crema con los 30 grs de azúcar de abedúl, o el azúcar que utilices. Los otros 10 grs de azúcar, lo reservamos para espolvorear la galette una vez rellena.
- Reservamos.


- Las fresas, las lavamos, eliminamos los rabitos y dejamos enteras hasta que las vayamos a utilizar. Las partí en cuartos irregulares.



- Pasado el tiempo de reposo, sacamos la masa del frigo y dividimos en cuatro partes. Hice cuatro pequeñas galettes, si prefieres una grande, no la dividas.
- Cogemos una de las porciones y la colocamos entre dos pliegos de papel de horno.


 -  Aplanamos con el rodillo hasta alcanzar el diámetro que necesitemos.Tiene que quedar fina.
 

- Me serví de un pequeño recipiente de barro {10 cms} para formarlas, en realidad esto no hace falta, pero quería que todas salieran del mismo tamaño y no veía otra forma mejor de hacerlo.
- Puse la porción de masa con el papel sobre la cazuela de barro.


- Añadí el queso crema endulzado y repartí por la superficie.
- Sobre el queso, dispuse las fresas cortadas en cuartos de forma grosera.
 

- Ahora es cuestión de ir cerrando la masa, haciendo los pliegues característicos y sacamos del molde para dejarlos en la bandeja del horno.
- Precalentamos el horno a 170º por utilizar azúcar de abedul, si la utilizas blanca a 180º


- Sólo nos queda espolvorear ligeramente con el azúcar de abedul que habíamos reservado, pintar con huevo la masa y llevar al horno durante cuarenta y cinco minutos más o menos, tú decides cómo los quieres de tostados.




            

- Con esta cantidad puedes hacer una galette grandota, de 26-28 cms. Pero yo quería cuatro individuales del mismo tamaño para terminar una comida. Por eso me ayudé del molde, para que salieran del mismo tamaño.
- Si te fijas en la imagen del antes y el después, las galettes se abren un poco mientras están horneándose,  por eso me gusta dejarlas con la masa más cerrada al centro y después ellas, se van acomodando.
-  Aquí te dejo las Galettes de dos amigas blogueras, a cada cual más rica: Chus y Marisa.
- Si no le pones queso, te aconsejo utilizar algún ingrediente mezclado con las fresas para que absorba el jugo que van eliminando y no empapen la masa. Puedes hacerlo con una cucharada de maizena,  unas galletas trituradas, un poco de pan rallado o también hay quien le pone unos copos de avena.
- La masa quebrada que me enseñaron guarda siempre la proporción: de la cantidad de harina a utilizar, necesitas la mitad de esa cantidad de mantequilla; y de agua necesitas la mitad de la cantidad que de mantequilla. Lo cierto es que funciona estupendamente.


Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces sé feliz, o al menos, inténtalo.