14 de agosto de 2015

K É F I R . . . de leche

 

El Kéfir es una bebida cremosa.
Procedente del Caúcaso, se ha ido extendiendo por el Mundo a lo largo de los Siglos. Hay diferentes clases de Kéfir, el de leche es el más conocido. El Kéfir de agua, cuenta con las mismas propiedades y para las personas que no toman lácteos, es perfecto.
Hoy voy a hablarte del Kéfir de Leche. Una leche que está fermentada gracias a una reacción combinada de bacterias y hongos principalmente.
Aunque también utilizo Kéfir de Agua, lo dejaré para una próxima entrada.

 

Creo que casi todo el mundo ha oído hablar del Kéfir, y hasta puede que lo tengas en casa y lo consumas habitualmente. No es difícil mantenerlo, pero hay que tener constancia, porque todos los días hay que cambiarlo y colarlo. Pero si te atienes a su rutina, puedes disfrutar al hacer esos pasos y no tardas más de cinco minutos.
 Yo estoy en esa fase pues me gusta tomarlo y verlo crecer, dentro de unos meses ya te contaré.
No es la primera vez que lo tengo. Hace unos años lo congelé para irme de vacaciones y nunca más fui capaz de reanimarlo.
Su peculiar forma, igual te recuerde a una coliflor, yo lo comparo con un Coral Blanco. Sea como sea, me parece mágico tenerlo entre los dedos cuando lo lavo, y saber que es algo que está vivo.
Ahora, he vuelto a conseguirlo y ha costado su tiempo, la verdad, por eso lo valoro más.


Me gustaría recalcar que el Kéfir NO se compra ni se vende. Es un acto de solidaridad, una cadena que no se ha roto desde hace siglos, donde el mano a mano sigue funcionando. Es un regalo entre conocidos, familia, amigos y desconocidos también. Y en los tiempos que corren, este tipo de acciones altruistas, son más llamativas si caben.
El Kéfir de agua, lo recibí hace unas semanas desde un Herbolario. Tan solo tuve que franquear un sobre. Una gran labor que Mary Pepa lleva años realizando de forma desinteresada y desde aquí me gustaría agradecerle.



Al principio, el Kéfir se hacía fermentando leche de camello, después de yegua, posteriormente de cabra y terminó adaptándose a la leche de vaca. En algunos supermercados podemos encontrar productos con kéfir, pero hacerlo en casa es mucho más económico y además cuentas con la ventaja de adaptarlo a nuestras necesidades o gusto: más o menos ácido, dependiendo del tiempo que lo dejemos kefirar.
A mí me parece perfecto tras 24 horas, pero habrá quien lo prefiera más ácido y lo deja hasta 36 horas kefirando.


Aunque parezca Yogur, la fermentación es diferente.
El Yogur fermenta la leche por una reacción láctica, es decir que transforma la lactosa en ácido láctico.
En cambio el Kéfir, transforma la lactosa en ácido láctico y además produce anhídrido carbónico y alcohol. Pero tranquila que la proporción de  éste último, es inferior al 1% y la puede tomar todo el mundo.
Se le atribuye grandes propiedades, destacando entre ellas, la regeneración de la flora intestinal y se aconseja tomarlo especialmente después de haber llevado a cabo un tratamiento con antibióticos.
El Kéfir es un alimento probiótico. Esto quiere decir, que una vez ingerido, los microorganismos vivos siguen activos y actuando en nuestro organismo. Y si consumimos una cantidad suficiente, conseguiremos notar sus beneficiosos efectos.
Por supuesto, no quiero convencerte de nada " pero si eres cosumidora habitual de esos productos lácteos que tanto anuncian a bombo y platillo { y cuya marca no pienso nombrar, pero que ya fue multada con 21 millones de $ por publicidad engañosa } y a los cuales atribuyen propiedades, exagerando sus beneficios como ayudante de las defensas y regulador del tránsito lento . . .  me gustaría que te planteases utilizar el Kéfir ".
Mucho más natural, económico y satisfactorio.
Ya sabemos que los alimentos, cuanto menos estén procesados, mejor.
No quiero enrollarme más, porque sería eterna la entrada. De todas formas, en internet puedes encontrar más información si estás interesada, aunque basicamente he resumido lo que me parece más destacable.

  

  

- Ponemos una cucharada sopera de Nódulos de Kéfir en un vaso. Mejor de cristal o plástico.
- Añadimos leche, sin llenarlo del todo, pues el Kéfir produce gas y necesita espacio.


-  Lo tapamos y llevamos a un armario de la cocina, oscuro. Tienen que estar a temperatura ambiente.
 - 24 horas después, éste es el aspecto de la leche kefirada. Todavía no se puede tomar, hay que colarla y consumirla sin los nódulos.
 

- Sobre un colador de plástico, volcamos la leche kefirada.


- Se puede apreciar lo espesa que es. La textura es similar a un Yogur Bebido.
- Nos ayudamos de una cuchara de plástico o madera, para que pase la leche y quedarnos solamente con los nódulos en el colador.


- Una vez colado, ya tenemos la leche lista para tomar.

                                          
                               


- En un cuenco amplio con agua mineral, introducimos el colador plástico con los nódulos de leche.
- Están pegajosos, pues han estado una semana sin lavarse, sólo produciendo leche kefirada.
- Cambiamos el agua dos o tres veces, hasta que veamos que los nódulos están limpios.


 - Mira qué diferencia de textura, ahora están limpios. Si hubiera alguno que ha cambiado de color o extremadamente grande {hasta del tamaño de una moneda he tenido} lo eliminamos, pues no sirve ni guarda sus propiedades.


 Para tomarlo recién colado, lo endulzas y lo puedes beber tal cual. O por ejemplo, le puedes añadir cereales, semillas y fruta.
A mí así me encanta para una merienda o media mañana. 
Te aseguro que es una delicia.
    
                                                                  
                     

- Los utensilios para manipular el kéfir no deben ser metálicos. Los mejores, de plástico, pero nunca de aluminio.
- Se calcula una cucharada sopera de nódulos de kéfir por cada vaso de leche. O lo que es lo mismo, cuatro cucharadas soperas de nódulos para un litro de leche.
- Es mejor no utilizar miel para endulzar porque al tener propiedades antibacterianas por si misma, puede contrarrestar los beneficios del Kéfir.
- Se le atribuye una acción laxante si lo cambias a las 24 horas, y por el contrario, astringente, si es de más tiempo.
- El lavado de los nódulos es indicativo, yo me organizo para hacerlo siempre los Domingos por la noche, y repetirlo a la semana siguiente. Y así me va bien. Hay quien lo hace una vez cada dos semanas y quien acorta los plazos. No hay una regla fija.
- Puedes utilizar cualquier leche, he probado con distintas marcas y todas me han dado buenos resultados.
- Si no lo vas a consumir en el momento, llévalo cerrado al frigo, pero gástalo como máximo en los tres días siguientes. Procuro ir produciendo la cantidad que necesito a diario {unos 750 grs}, así no tengo excedente, ni me apuro con la cantidad. Ya irás viendo tus necesidades y cogerás el ritmo.
- Como verás, tus nódulos irán creciendo al pasar los días. Te aconsejo que lo repartas entre la familia y amigos que estén interesados. También puedes secarlos o congelarlos y llevarlos a tu Herbolario para que lo regalen.
- Si no vas a utilizarlo en tres o cuatro días, lava los nódulos y déjalos dentro de un bote en el frigo, cubiertos de agua y azúcar. De esta forma quedarán "adormecido" por la acción del frío. Para activarlos de nuevo, hacemos los pasos habituales.
- Si es tiempo de vacaciones, te vas a ausentar por un periodo más largo o simplemente te apetece hacer un descanso de Kéfir, te aconsejo que los congeles. Para reactivarlo, los vuelves a meter en leche, cambiándola cada 24 horas, pero no la tomes hasta la tercera vez que hayas hecho el cambio. De esa forma nos aseguramos que están en perfecto estado y guarda todas sus propiedades.
- Si te interesa,puedes ver cómo hacer QUESO DE KÉFIR y TARTA MOUSSE DE QUESO KÉFIR                   
                                   
Eso es todo por hoy, espero no haberte aburrido, la entrada ha sido un poco larga.
Nos vemos en  unos días, hasta entonces se feliz, o al menos inténtalo.