8 de junio de 2015

Pizza Bianca / Pizza Blanca

   

      Cuando mi hija era pequeña no comía pizza. ¿Que extraño, verdad? cuando todos los niños se pirran por ellas.
      Y un buen día descubrimos el por qué. Estábamos pidiendo una  para los hermanos y tras insistirle para que ella hiciese lo mismo, nos desveló el misterio: no le gustaban las pizzas porque llevaban to-ma-te.
      Paradojas infantiles, porque mi hija viviría pegada al bote del tomate frito.
 
      Preguntamos si la podían hacer sin él, y cuando la trajeron, fue un visto y no visto. Claro que mi cuñada y yo, colaboramos activamente, porque al probarla nos encantó el descubrimiento.
      Tanto es así, que desde entonces y siempre que tomo la pizza con éstos ingredientes, nunca se lo añado.


       Pedir una pizza sin tomate, os aseguro que en según que sitios, sigue siendo cuando menos, chocante.
      El colmo fue en una ocasión, que tras tomarnos nota, tanto le debió de contrariar al cocinero, que lo vimos llegar al comedor, consultar con el camarero y acercarse a preguntarnos si era cierto que la queríamos sin ese imprescindible ingrediente.
      Por tres veces nos reafirmamos en nuestra elección. Resultó una situación, un tanto chirriante e incómoda. Y por supuesto, nunca más volvimos.


      Hace unos meses me hablaron muy bien de una Pizzería que habían abierto, donde todo el personal es italiano. Así que una noche, nos pasamos por allí e hicimos un pedido para comerlo en casa.
     Oye, con qué naturalidad, dijeron mientras lo anotaban: " Pizza Bianca". Qué gusto no ver caras raras ni comentarios al respecto.


      Como ya he vuelto más de una vez, en la última ocasión, mientras esperaba la pizza para llevar, uno de los chicos entabló conversación y me dijo que en contadas ocasiones las piden blancas.
    Y añadió, que hay muchísimas pizzas, que no llevan tomate, pero que no las suelen incluir en la Carta de los Restaurantes. Y me puso el ejemplo, de las que se hornean con rúcula {me acordé enseguida de la que publicó mi querido  Ettore en su estupendo blog y que la tengo en pendientes. Id a verlo, es cocinero de los de verdad, y algún día le darán veinte Estrellas Michelín por lo menos}
     Así que me sentí menos bicho raro {risas}. Sobre todo, cuando terminó diciendo {con una acento italiano divino}: "Señora, usted sabe apreciar los sabores, el tomate los camufla en muchas ocasiones".
     Y ahora, vamos a hacerla.                               

                                                
          
     


*  En un cuenco bien grande añadimos la harina, la levadura, el agua templada poco a poco y amasamos. Añadimos la sal al final, y seguimos amasando hasta formar una bola de masa tersa, lisa y elástica.
* Enharinamos esa bola y la dejamos reposar durante una hora, bien tapada y fuera de corrientes. Éste paso es para que se relaje el gluten y podamos darle forma cómodamente. Cuando la vayamos a extender, tendremos una masa muy blanda y aireada, pero fácil de trabajar.
* Hice la masa en la panificadora, programa amasado que dura quince minutos. Pon todos los ingredientes menos la sal. Cuando falten cinco minutos para que termine, agrégala, y comprueba que la bola se despega facilmente de las paredes. La sal y la levadura, no deben tener contacto directo, afectaría al levado de la masa.
 *Si la tocas cuano haya terminado el programa, no se debe pegar a los dedos. Deja que repose igualmente, una hora.

 * Pasado ese tiempo, divide la masa en dos partes, le das forma de bola, enharinas de nuevo y deja reposar otra media hora.
 * Ya puedes formar la pizza. Empieza a desgasificar la masa con las manos, haciéndola girar, y consiguiendo la medida que quieras. En mi caso fueron de 25 cms.
 * Precalentamos el horno a 250º
*  Si te es más fácil, puedes darle la forma con el rodillo.
*  Una vez formada, la pones sobre la bandeja que irá al horno.
 * Empieza a repartir los ingredientes: queso y beicon.
 * Sigue con los dátiles y más queso.
 * Pones la pizza en el fondo del horno durante cinco minutos. Así te quedará una base crujiente y riquísima. Pasado este tiempo, sube a la posición media, bajas el horno a 200º y dejas entre doce y quince minutos más, o hasta que veas que alcanza el tueste deseado.
* Ya fuera del horno y antes de servir, añade un hilo fino de aceite de oliva y orégano por la superficie {con el corre corre de las fotos, se me olvidó ésto último}


       No tiene más complicación, siempre es fácil hacer una pizza en casa, añades los ingredientes que más te gusten y la cantidad que te parezca mejor.
      Dependiendo del día, la masa la puedes dejar más delgada, más gruesa, los ingredientes más dispersos o cargarla porque tienes mucha hambre . . . y sobre todo, nadie te censurará si la comes sin to-ma-te.

       Hace poco descubrí, gracias a mis hijos, que me encanta ir dejando los filos de la pizza, para comerlos al final, mientras los mojo en salsa barbacoa. Lo que antes les censuraba a ellos . . . .  ahora me gusta.   
      En fin, como diría mi tía Isa: " Niña, todo se pega, menos la guapura "


        Eso es todo por hoy, hasta la próxima entrada, sé feliz o al menos, inténtalo.