16 de diciembre de 2013

Empanadillas Caseras


      Estoy segura, que he mencionado en alguna ocasión, que aprendí  a guisotear con mi tía Isa, una hermana casi veinte años mayor que mi madre, soltera, que no solterona, como ella solía decir. Si habéis leído la entrada anterior, ella fue de las tías que tuvo suerte con el nombre {risas}.
       

      Esta gran mujer, que cumplía de forma extraordinaria el rol de segunda madre, abuela, madrina, confesora, quitacastigos, costurera de alto copete, enfermera, y todo lo que nos hiciese falta, era además, la encargada de hacer la comida en casa.
      Ella siempre decía que no le gustaba guisar, pero lo cierto es que lo hacía primorosamente.
        

      Lo que de verdad le hubiera gustado en la vida hubiera sido estudiar, pero sufrió en propias carnes la mentalidad de una época pasada, en la que el hombre de la casa, en este caso mi abuelo, pensaba que el género femenino donde mejor estaba era atendiendo sus labores, y los chicos ser los únicos estudiantes del lugar.
    

      Menos mal, que mi abuela se alió con ella, y a escondidas del abuelo, le pagaba unas clases extras con el profesor que iba a casa como tutor de sus hermanos, y de ahí procedían sus mayores conocimientos. Fue ella la encargada directa, de que bastantes años más tarde, mi madre pudiera estudiar una carrera, y con eso, se dio por satisfecha.
      Siempre que podía, cogía un libro, y nos decía cuando terminaba.: - " Ay que ver niña, la cantidad de cosas que hay para aprender en este mundo ". Y qué razón tenía.
       

      Volviendo al tema cocinero, cuando era niña y andaba algunas veces aburrida, qué mejor que ir a enredar a la cocina. El día que sabía que había empanadillas, me gustaba mirar el proceso de principio a fin, ver cómo quedaban formadas, cómo se rellenaban y cómo después de cerrarlas {éste era el paso divertido}, pasaban a freírse.
       

      Y como cuando era niña y quería algo, a cansina no había quien me ganase {vamos, que daba la lata a bade de bien} terminaba consiguiendo que me dejase rellenar y cerrar una. La mía se reservaba para freírla en último lugar, porque no había vez que no se le saliese el relleno y el aceite lo dejaba hecho una gorriná, vamos, pero yo salía de allí, más pancha y contenta que nadie. Lo que no me hacía tanta gracia, era que me la hiciesen comer después, porque casi siempre se quedaba más fea que el resto y casi hueca.
    

       Qué paciencia tenía ésta mujer, de verdad, jamás le oí una voz más alta que otra, nunca nos castigó ni se tomó una licencia extra, y eso que lidiaba con nosotros unas cuantas horas al día.
  

      Todos mis recuerdos de infancia están unidos a ella, y ya de mayor, cuando me casé y tuve a mis hijos, cómo disfrutaba haciéndoles un delantal a medida y metiéndolos con ella en la cocina. Guardo de éstos momentos unas fotos entrañables.


      Hace años que no está entre nosotros, pero la nombramos en casa tan a diario, que nunca nos dejará del todo. Y cada vez que hago empanadillas, la recuerdo especialmente.


NECESITAREMOS: 
PARA LA MASA DE LAS EMPANADILLAS: 
             

  • La receta de la masa es de un blog que sigo, que me gusta mucho y que conoceréis: Una mariposa en mi cocina . Pasaros por allí, ya veréis qué cosas más ricas hace marijose, y como buena gallega, las empanadas y a sus primas pequeñas, las empanadillas, las borda.
PARA HACER EL RELLENO: 
                
         
CÓMO LAS HAREMOS

                                   LA MASA DE LAS EMPANADILLAS:

  • Ponemos todos los ingredientes en la cubeta de la panificadora, amasadora o en un cuenco grande y hacemos una bola. Al ser una masa con bastante aceite, lo cierto es que se forma muy bien y no se pega en las manos.
  • Taparla con papel film, y dejarla reposar una hora al menos. Aunque no lleve levadura, de esta forma el gluten se relaja y después es más fácil trabajar con ella.
  • Cogemos pequeñas porciones y aplanamos con el rodillo. En este paso me ayudo de la prensa para tortillas, la misma que utilizo para hacer las tortillas mexicanas.
  • Ponemos una porción del relleno y plegamos, para cerrar.
  • Con una taza o vaso, a modo de corta pastas, cortamos la masa sobrante.
  • Vamos dejando las empanadillas formadas sobre papel de horno en la bandeja.
  • Pintamos con huevo, en éste paso le he añadido  un poco de sésamo a cada una.
  • Encendemos el horno a 200º para precalentar, las llevamos al horno a media altura, durante 25 minutos más o  menos y listas para comer.
                                  EL RELLENO DE LAS EMPANADILLAS:

  • Cocemos el pollo {le añadí al agua una hoja de laurel y unos granos de pimienta}.
  • Cocemos el huevo {lo envolví en papel film y lo añadí al mismo caldero de la pechuga, al cabo de diez minutos se saca}.
  • Ponemos unas cuantas cucharadas de aceite en una sartén y añadimos la cebolla y el pimiento cortados en trozos muy pequeños.
  • Cuando la cebolla empieza a estar transparente, añadimos el tomate triturado.
  • El pollo, una vez cocido lo cortamos en trozos pequeños, el huevo lo troceamos y cuando el sofrito está listo, lo mezclamos bien.
  • Dejamos que el relleno esté frío para rellenar las empanadillas. Las pequeñas fugas que veis en ellas, es por no haber esperado lo suficiente. Algunas veces la impaciencia te hace estas jugadas.
                   
  • Por supuesto,el relleno puede ser el que prefiráis, las de atún con tomate son las más demandadas en casa, pero éstas me gustan especialmente a mí.
  • Hoy les hice el cierre de forma diferente y aunque se ven un poco abiertas, no se salió el relleno, la próxima vez las cerraré presionando con el tenedor.
  • El tamaño de la empanadilla va en gustos, éstas son pequeñas, en dos bocados te la has comido, ideales para entrantes o picoteos.
  • Por supuesto, se pueden freír, pero desde que las probé en el horno a todos nos resultan más ligeras y las hago siempre así.
       

  Me parece una receta estupenda si la utilizamos como entrante. Perfectas para esperar, mientras llegan todos los invitados, saludar a los que ya están, ir tomando la primera copita y empezar a sentir que ya han llegado las vacaciones y fiestas de Navidad.

Y con esta entrada me despido hasta el año que viene, son días más complicados para poder atender el blog y aunque asome la nariz por los vuestros, prefiero hacer un parón en el mío.

Muchas gracias a todos los que pasáis por aquí, os deseo unas buenas vacaciones y lo más importante: que podáis compartir inolvidables momentos con vuestros seres queridos.

Un brindis bien alto, por todos vosotros, sois los mejores !!!!!