29 de septiembre de 2013

Galletas Blanco y Negro.


Esta temporada me he propuesto hacer galletas, y éste ha sido mi estreno. Con lo sencillas que son y el resultado tan bueno, serán las primeras de una larga lista.



Como todos vosotros, las he visto miles de veces, pero suele ocurrir que un día llegas a un blog y piensas que no puedes seguir viviendo sin hacer esa receta. Es lo que me ocurrió cuando las vi en De la cocina de Ana {blog que ya no está operativo}. Le quedaron tan bonitas y coquetas, con su lazo rosa y su caja a juego, que no me pude resistir.


 Valoro muchas de las preparaciones reposteras que ella hace, porque yo no soy ni seré capaz de hacerlas jamás.


Pero que conste, que con estas sencillas galletas, ya he sido feliz.
              

Y tengo que añadir que la masa la hizo mi hija, dejo el detalle para que os animéis, porque de verdad que son muy sencillas.
 Ayer andábamos enredando en la cocina para un cumple al que ella iba y tenía que llevar algo dulce. Tras tener un accidente con el brownie preparado { se me cayó y quedó destrozado } la masa de las galletas que estaba descansando en la nevera para hacerlas después, fueron las salvadoras de la situación.
Los de casa no las probaron, y en la bandeja del cumple fueron un éxito.


Así que hoy tocaba hornear de nuevo, pues buenos son en casa para dejar escapar algo dulce, y han dado buena cuenta de ellas.
Ahora, vamos a hacerlas, veréis que son sencillísimas.



** Con estas cantidades han salido unas 50 galletas.



      
  • Fundimos la mantequilla junto con el chocolate, a golpes cortos en el micro {de 30 en 30 segundos}  o al baño María, según preferencias.
       

  • Batimos los huevos junto con el azúcar hasta que doblen volumen, mejor con varillas eléctricas.
     
  • Añadimos la vainilla a la mezcla del chocolate y la mantequilla, y todo el conjunto con movimientos envolventes a los huevos batidos.
   

  • Tamizamos la harina, sal, y levadura y la vamos integrando en dos o tres veces a la mezcla de los líquidos.
   
  • Hay que hacelo despacio, mezclando bien los ingredientes, pero no batiendo. El resultado será una masa lisa.
     

  • Tapamos el bol donde hemos hecho la masa y la llevamos a la nevera, con un par de horas estará estupenda, y si no tienes ganas de hornearlas todas de golpe, de un día para otro también queda bien.
  • Precalentar el horno a 170º.
  • Formar las bolas, del tamaño de un chupachup pequeño, pasarlas por el azúcar glass.
     
  • Colocarlas un poco separadas sobre papel de horno en la bandeja que vayamos a hacerlas y las aplastamos ligeramente {las he aplastado con el reverso de una cuchara sopera}
 
  • Llevarlas al horno, entre 10-15 minutos. A partir del minuto 10 abrí el horno y con un palillo comprobé que estaban demasiado tiernas, así que cerré de nuevo y las dejé uno minutos más. Pero ya sabes, cada horno es un mundo.
  • Sacarlas, dejarlas unos minutos en la bandeja para que pierdan calor y pasarlas a una rejilla para que se terminen de enfriar y cojan la textura crujiente final.        
     
    No os podría decir los días que duran una vez hechas, porque en casa han tardado en comerlas un suspiro........y de los cortos, no creáis.